El artículo «Lifelong estradiol exposure and risk of depressive symptoms during the transition to menopause and postmenopause» (Exposición prolongada al estradiol y riesgo de síntomas depresivos durante la transición a la menopausia y la posmenopausia) incluye datos de un estudio realizado con más de 1.300 mujeres premenopáusicas que menstruaban regularmente y que tenían entre 42 y 52 años de edad al inicio del estudio. El objetivo principal del estudio era entender por qué algunas mujeres son más vulnerables a la depresión, a pesar de que todas las mujeres experimentan fluctuaciones hormonales.
Estudios anteriores han sugerido un papel de las hormonas reproductivas en la causa de una mayor susceptibilidad a la depresión. Este estudio se centró en gran medida en el efecto del estradiol, el estrógeno predominante presente durante los años reproductivos. Entre otras cosas, el estradiol modula la síntesis, la disponibilidad y el metabolismo de la serotonina, un neurotransmisor clave en la depresión. Mientras que las fluctuaciones de estradiol durante la transición a la menopausia son universales, la duración de la exposición al estradiol a lo largo de la edad adulta varía ampliamente entre las mujeres.
Un hallazgo clave de este estudio fue que una mayor duración de la exposición a los estrógenos desde el inicio de la menstruación hasta el comienzo de la menopausia se asoció significativamente con un menor riesgo de depresión durante la transición a la menopausia y hasta 10 años después de la misma. También cabe destacar que la mayor duración del uso de anticonceptivos se asoció con un menor riesgo de depresión, pero el número de embarazos o la incidencia de la lactancia materna no tuvieron ninguna asociación.
«Las mujeres son más vulnerables a los síntomas depresivos durante y después de la transición a la menopausia debido a los cambios hormonales fluctuantes», afirma la doctora JoAnn Pinkerton, directora ejecutiva de la NAMS. «Este estudio encontró además un mayor riesgo de depresión en aquellas con una menopausia más temprana, menos ciclos menstruales a lo largo de la vida, o sofocos más frecuentes. Las mujeres y sus proveedores deben reconocer los síntomas de la depresión, como los cambios de humor, la pérdida de placer, los cambios en el peso o el sueño, la fatiga, el sentimiento de inutilidad, la incapacidad de tomar decisiones o la sensación de tristeza persistente, y tomar las medidas adecuadas».