Ardi pesaba unos 50 kg (110 lb), y podía medir hasta 120 cm (3,9 pies). Aunque es bípeda, Ardi tenía los dos dedos gordos y pulgares oponibles para poder trepar a los árboles. Se especula que su bipedismo impedía el movimiento, pero le permitía tener más descendencia:67
Aunque no se sabe si la especie de Ardi está emparentada con el Homo sapiens, el descubrimiento es de gran importancia y añade mucho al debate sobre el Ardipithecus y su lugar en la evolución humana. En cuanto a la composición corporal de Ardi, los arqueólogos señalan que es única, ya que posee rasgos característicos tanto de los primates extintos como de los primeros homínidos:63 Todavía es un punto de debate si Ardi era capaz de moverse de forma bípeda. Los dedos gordos divergentes de Ardi no son característicos de un bípedo:66 Sin embargo, los restos encontrados de sus piernas, pies, pelvis y manos sugieren que caminaba erguida cuando estaba en el suelo, pero que era cuadrúpeda cuando se movía entre los árboles. Su dedo gordo, por ejemplo, se separa bastante del pie para poder agarrar mejor las ramas de los árboles. Sin embargo, a diferencia de los chimpancés, su pie contiene un pequeño hueso único dentro de un tendón que mantiene el dedo gordo más fuerte. Junto con las demás estructuras óseas de Ardi, este hueso único le habría ayudado a caminar de forma bípeda, aunque con menos eficacia que Lucy. Los huesos de la muñeca también le proporcionaban flexibilidad, pero los huesos de la palma eran cortos. Esto sugiere que Ardi no caminaba sobre sus nudillos y que sólo utilizaba las palmas de las manos para desplazarse por las ramas de los árboles.
Algunos de los dientes de Ardi siguen conectados a su mandíbula y muestran un desgaste del esmalte que sugiere una dieta consistente en frutas y frutos secos.