Cómo actúa el alcoholismo

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La mayoría de nosotros hemos sido testigos de los signos externos del consumo excesivo de alcohol: el caminar con tropiezos, las palabras arrastradas y los lapsos de memoria. Las personas que han bebido tienen problemas de equilibrio, juicio y coordinación. Reaccionan con lentitud a los estímulos, y por eso es tan peligroso beber antes de conducir. Todos estos signos físicos se producen por la forma en que el alcohol afecta al cerebro y al sistema nervioso central.

El alcohol afecta a la química del cerebro alterando los niveles de neurotransmisores. Los neurotransmisores son mensajeros químicos que transmiten las señales por todo el cuerpo que controlan los procesos de pensamiento, el comportamiento y las emociones. Los neurotransmisores son excitadores, lo que significa que estimulan la actividad eléctrica del cerebro, o inhibidores, lo que significa que disminuyen la actividad eléctrica del cerebro. El alcohol aumenta los efectos del neurotransmisor inhibidor GABA en el cerebro. El GABA provoca la lentitud de movimientos y la dificultad para hablar que suelen tener los alcohólicos. Al mismo tiempo, el alcohol inhibe el neurotransmisor excitador glutamato. La supresión de este estimulante provoca un tipo de ralentización fisiológica similar. Además de aumentar el GABA y disminuir el glutamato en el cerebro, el alcohol aumenta la cantidad de la sustancia química dopamina en el centro de recompensa del cerebro, que crea la sensación de placer que se produce cuando alguien toma una copa.

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Resumen de los efectos del alcohol en el cerebro – Mueve el cursor sobre la barra de colores de la esquina inferior izquierda para ver qué zonas del cerebro se ven afectadas al aumentar la tasa de alcoholemia.

El alcohol afecta a las distintas regiones del cerebro de diferentes maneras:

  • Corteza cerebral: En esta región, donde se centra el procesamiento del pensamiento y la conciencia, el alcohol deprime los centros inhibitorios del comportamiento, haciendo que la persona esté menos inhibida; ralentiza el procesamiento de la información procedente de los ojos, los oídos, la boca y otros sentidos; e inhibe los procesos de pensamiento, dificultando que se piense con claridad.
  • Cerebelo: El alcohol afecta a este centro de movimiento y equilibrio, lo que da lugar al tambaleo y desequilibrio que asociamos con el llamado «borracho que se cae».
  • Hipotálamo e hipófisis: El hipotálamo y la hipófisis coordinan las funciones cerebrales automáticas y la liberación de hormonas. El alcohol deprime los centros nerviosos del hipotálamo que controlan la excitación y el rendimiento sexual. Aunque el impulso sexual puede aumentar, el rendimiento sexual disminuye.
  • Médula: Esta zona del cerebro se encarga de funciones automáticas como la respiración, la conciencia y la temperatura corporal. Al actuar sobre la médula, el alcohol induce a la somnolencia. También puede ralentizar la respiración y reducir la temperatura corporal, lo que puede poner en peligro la vida.

A corto plazo, el alcohol puede provocar desvanecimientos, es decir, lapsos de memoria a corto plazo en los que la gente olvida lo que ha ocurrido durante períodos de tiempo enteros. Los efectos a largo plazo en el cerebro pueden ser aún más perjudiciales.

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