Prácticamente todos hemos utilizado alguna vez un crayón o un rotulador. En este artículo haremos un recorrido por la fábrica de Crayola en Easton, Pensilvania.

Binney & Smith, el fabricante de los productos Crayola, comenzó a finales del siglo XIX fabricando el pigmento de color para la pintura utilizada en los graneros rojos comunes en la América rural. El negro de humo de Binney & Smith fue utilizado por la compañía de neumáticos Goodrich para hacer que los neumáticos de los automóviles fueran negros y más duraderos. Originalmente, los neumáticos eran blancos, el color natural del caucho.

Los crayones recibieron su nombre de la esposa de Edwin Binney, Alice. Ella combinó las palabras craie (tiza en francés) con la primera parte de la palabra oleaginosa (la cera de parafina aceitosa) para formar la palabra «crayola.»

Los dos ingredientes básicos de un crayón son:

La mezcla se calienta hasta que se funde en un líquido. Los crayones se derriten a 105 grados Fahrenheit (40 grados Celsius). La mezcla se calienta a 190 F (82 C). El líquido se vierte en un molde precalentado lleno de cientos de agujeros con forma de crayón. Se utiliza agua fría (55 F, 13 C) para enfriar el molde, lo que permite hacer el crayón en 3 a 9 minutos.

Un solo molde hace 1.200 crayones a la vez, con un peso total de unas 40 libras. El operario utiliza la presión hidráulica para expulsar los lápices de colores del molde. Los moldes anteriores utilizaban una manivela para empujar los lápices de colores. A continuación, los lápices de colores recién moldeados se someten a un control de calidad manual en busca de imperfecciones y de puntas rotas. El exceso de cera del molde y las ceras rechazadas se reciclan para volver a fundirlas. Se pueden fabricar más de 120 colores de lápices de colores.

Binney &Smith utiliza el moldeo por inyección que les permite fabricar de 2,4 a 6,4 millones de lápices de colores en un día. Consulte la nueva página para saber cómo fabrican las etiquetas de los crayones.