La demencia es una enfermedad cruel que arrebata a las personas su memoria, su juicio y su identidad. Desgraciadamente, no hay cura, y en los últimos años han fracasado varios ensayos clínicos de nuevos fármacos contra la demencia, el último de los cuales ha sido el medicamento aducanumab de Biogen. Sin ningún tratamiento eficaz en el horizonte, la mejor esperanza de la mayoría de las personas es evitar que se produzca la demencia en primer lugar.
Una de las características de la demencia es el deterioro cognitivo. Hay varios cambios en el estilo de vida que pueden ralentizar el deterioro cognitivo, como realizar actividades que estimulen la mente (crucigramas, aprender un nuevo idioma), hacer mucho ejercicio y mantener una dieta saludable, especialmente una baja en grasas saturadas, carbohidratos refinados y azúcar.
De todas ellas, la dieta es una de las favoritas de los periodistas especializados en salud, quizá porque el mensaje puede transmitirse de forma clara y sucinta. La última noticia de este tipo procede del Daily Mirror, que afirma que comer sólo dos cucharaditas de nueces al día «aumenta la función cerebral en un 60%». Si la afirmación es cierta, todos deberíamos salir corriendo a comprar una bolsa de frutos secos, pero ¿es esto lo que dice realmente el estudio?
El artículo se basa en un estudio de observación publicado en el Journal of Nutrition Health and Aging. Tras evaluar las dietas de casi 5.000 adultos en China (de 55 años o más) durante un periodo de nueve años, los investigadores encontraron una relación inversa entre la cantidad de frutos secos que comían las personas y el grado de deterioro cognitivo que experimentaban. Los que consumían más de 10 g de frutos secos y semillas al día eran menos propensos a mostrar una caída en su función cognitiva en comparación con los que consumían menos de 10 g al día.
De los 4.822 participantes en el estudio, el 67% se sometió a dos pruebas de su capacidad cognitiva (sólo el 16% se sometió a más de dos pruebas en el transcurso del estudio). En los casos en los que se realizó más de una medición cognitiva, el rendimiento cognitivo disminuyó con el tiempo, pero las personas que consumían más de 10 g de nueces al día disminuían la probabilidad de este declive. En consecuencia, los resultados sugieren que el consumo de dos cucharaditas de nueces al día puede preservar el rendimiento cognitivo y puede conducir a un mejor envejecimiento cognitivo a lo largo de la vida. Los resultados no demuestran que comer nueces mejore la función cognitiva, como afirmaba el titular del Mirror.
Limitaciones
Los participantes en el estudio variaban inevitablemente en una serie de factores, como la educación, la salud general, la ingesta nutricional y los factores de estilo de vida, como el ejercicio. Aunque la forma en que se analizaron los datos tuvo en cuenta estos factores y aún así se encontró una asociación, el deterioro cognitivo y la demencia están fuertemente influenciados por muchos factores ambientales y genéticos, y es poco probable que el consumo de un alimento en particular sea suficiente para evitar la demencia.
Otro punto débil de este estudio es el hecho de que los participantes informaron de su consumo de frutos secos a través de un cuestionario. Las pruebas demuestran que el consumo de alimentos declarado por los propios participantes debe interpretarse siempre con precaución.
Aunque los ensayos controlados aleatorios indican que el consumo de frutos secos tiene un efecto sobre el flujo sanguíneo (incluido el del cerebro), no hay pruebas suficientes para sacar conclusiones sobre su impacto en la función cognitiva.
Lo que podemos decir en este momento es que las pruebas sobre los frutos secos y el deterioro cognitivo son prometedoras, pero no son lo suficientemente sólidas como para hacer recomendaciones nutricionales. Es poco probable que el simple consumo de dos cucharaditas de frutos secos al día reduzca el riesgo de demencia.
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