Pruebe el mango sólo después de que su hijo haya cumplido ocho meses de edad, ya que la digestión de su hijo mejora con el tiempo. Nunca se lo des antes de los seis meses de edad.
Si es la primera vez que prueba los mangos, no se exceda, aunque a su hijo le guste el sabor y pida más. Como con cualquier otro alimento, siga la regla del pulgar, pruebe primero con pocos trozos y luego espere y observe cómo toma la fruta su hijo. Vigila si tu hijo muestra algún signo de alergia, como sarpullidos, golpes o indigestión, como movimientos sueltos o diarrea. Lea para saber si se puede ser alérgico al mango.
Las alergias debidas a los mangos son poco frecuentes, pero no inéditas. Por lo tanto, vigile a su hijo cuando le dé mangos. Las alergias al mango pueden manifestarse de dos maneras: hipersensibilidad inmediata e hipersensibilidad retardada. En la hipersensibilidad inmediata, las reacciones comienzan poco después de consumir mangos y suelen atribuirse a la indigestión de los mismos. Los otros síntomas son sibilancias con dificultad para respirar, enrojecimiento de la piel o eritema, erupciones con picor o urticaria, hinchazón bajo la piel de la cara, la garganta o el abdomen o angioedema. Además, algunos pueden desarrollar problemas respiratorios y picor de ojos y boca, hinchazón de párpados, sudoración profusa y opresión en el pecho. Sin embargo, estos síntomas se observan más en los adultos que en los niños. La hipersensibilidad retardada puede manifestarse como dermatitis de contacto, edema periorbital y erupción eczematosa y formación de ampollas alrededor de los labios. La reacción de hipersensibilidad retardada al mango puede producirse por contacto directo con el mango o incluso con el propio árbol.
La buena noticia es que también se han observado reacciones alérgicas al mango en individuos que residen en zonas geográficas donde no se cultiva la fruta. Sólo en la India se cultiva casi la mitad de los mangos del mundo y es la fruta nacional del país. Por lo tanto, hay muchas posibilidades de que su hijo no contraiga una alergia o una infección, pero no está de más ser un padre vigilante y estar atento.