No hay diferencias farmacológicas entre la cocaína en polvo y el crack. Esto significa que, químicamente, son casi idénticas y, por lo tanto, producen resultados similares.
Sin embargo, hay una diferencia en la forma en que se toman las drogas. La cocaína en polvo se esnifa, se inyecta o se traga, mientras que el crack se fuma. Por lo tanto, la cocaína crack tiende a ser más barata, de acción más rápida, y el efecto dura menos tiempo, en comparación con la inhalación de cocaína en polvo. La rapidez con la que se sienten los efectos difiere en función de cómo se tome, al igual que las formas en las que se pueden reducir los daños asociados.
Disparidades en las sentencias
A pesar de que la estructura química de la cocaína en polvo y del crack es casi idéntica, el castigo por posesión o venta de crack es mucho mayor que el de la cocaína. Hasta 2010, esta disparidad en las sentencias era de 100 a 1, lo que significa que mientras que sólo 5 gramos de crack conllevaban un mínimo obligatorio de 5 años, se necesitaban 500 gramos de cocaína para provocar la misma sentencia de 5 años. Aunque la ley se modificó en 2010, sigue habiendo una disparidad de 18 a 1.
Esta disparidad en las sentencias ha tenido un impacto desproporcionado en las personas pobres y de color. Las estadísticas muestran que los negros tienen más probabilidades de ser condenados por delitos relacionados con el crack (aunque la mayoría de los consumidores de crack son blancos) y los blancos tienen más probabilidades de ser condenados por delitos relacionados con la cocaína en polvo. Esto significa que los negros siguen recibiendo condenas por drogas mucho más duras que los blancos, a pesar de que la cocaína en polvo y el crack son sustancias casi idénticas.