Cuenca del Orinoco

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La cima del Roraima, el Tepui más alto de la Guayana venezolana. Las curiosas formas han sido producidas por la erosión.

Las fuentes del río Orinoco se encuentran en el Cerro Carlos Delgado Chalbaud, a 1047 metros sobre el nivel del mar, descubierto en 1951 por la expedición franco-venezolana que volvió a explorar el curso del Alto Orinoco hasta la Sierra Parima, encabezada por el oficial del ejército venezolano Frank Risquez Iribarren. La primera referencia a esta expedición fue la de Alberto Contramaestre Torres en 1954. Y hay otras referencias a esta expedición, por ejemplo, la de Pablo J. Anduce. Desde el nacimiento del Orinoco al pie del cerro Delgado Chalbaud (02º19’05″07 de latitud norte, 63º21’42″63 de longitud oeste y 1047,35 metros de altitud) hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, el Orinoco describe un gran arco y su cuenca se extiende como abanico, por lo que la parte noroccidental de la cuenca es algo más extensa que la suroriental.

Como ya se indicó, las dos subregiones de la cuenca tienen características bastante diferentes, debido a las diferencias en su constitución geológica. La máxima altura de la cuenca se encuentra en la Sierra Nevada del Cocuy, en Colombia (más de 5000 metros sobre el nivel del mar), que forma parte de la Cordillera Oriental Andina de Colombia.

El borde noroccidental de la cuenca estaría constituido por las vertientes andinas colombo-venezolanas y las vertientes meridionales de otros relieves montañosos del norte de Venezuela, mientras que el borde meridional de la cuenca estaría marcado en su mayor parte por la divisoria de aguas entre el Orinoco y el Amazonas, que se encuentra en el macizo del Guayanés. Entre ambos lados se extiende la Guayana venezolana en la margen derecha del Orinoco y los Llanos, tanto colombianos como venezolanos en la margen izquierda. Como vemos, el propio río Orinoco marca el límite natural entre estas dos regiones; podría decirse que el Orinoco es una de las fronteras naturales más notables del mundo, aunque este hecho tiene una sencilla explicación: los ríos tienen poca pendiente y han ido construyendo durante millones de años un nivel de acumulación con los sedimentos que arrastran desde las cordilleras donde nacen. Y son estos sedimentos los que empujan el cauce del Orinoco contra el propio escudo guayanés, hasta el punto de que en la mayor parte de su curso, el cauce va cabalgando sobre las rocas del escudo guayanés, como se puede ver en Piedra del Medium frente a Ciudad Bolívar (antes de Angostura). El antiguo nombre de Ciudad Bolívar, Angostura del Orinoco se debe a que las rocas del escudo son muy resistentes a la erosión y presentaron en ese punto, un estrechamiento de unos 800 metros de ancho que dio origen a una especie de aprisionamiento durante, probablemente, millones de años, hasta que el río fue excavando poco a poco el canal sobre rocas graníticas.

La Piedra del Medio, ubicada frente a Ciudad Bolívar es una especie de nilómetro u orinómetro en este caso, en el que las líneas de diferente coloración indican los sucesivos niveles alcanzados por el agua.

Así, la Guayana venezolana constituye, a diferencia de los Llanos, una superficie de erosión. De la combinación de estas dos fuerzas que modifican el relieve, una constructiva, la sedimentación y otra destructiva, la erosión, surge la situación actual en la que el río marca aproximadamente el límite entre las dos regiones. Como se desprende de lo anterior, este límite presenta excepciones ya que, en algunos tramos, se observan colinas redondeadas de origen granítico (y por tanto, relieves guayaneses) en la margen izquierda del Orinoco, es decir, en el límite de los Llanos. En la piedra del medio, se aprecian los diferentes niveles alcanzados por las aguas del río, expresados en la diferente coloración del granito, lo que explica el valor de esta isla granítica como «nilómetro» -según Alejandro de Humboldt-. Estas líneas de distinta coloración no deben interpretarse como una reducción del caudal del río a lo largo del tiempo geológico, sino como un descenso del nivel del río con transporte de sedimentos desde el fondo hasta el mar: recordemos que el delta del río (casi 40000 km2) se construyó con estos sedimentos, mientras que las rocas graníticas (como la Piedra del Medio) han sido mucho más resistentes a la erosión.

Por otra parte, las areniscas de la Guayana venezolana (de la formación Roraima) han sido transformadas en arena por la erosión que, aunque nunca fue muy intensa por la extraordinaria resistencia de las rocas, ha sido muy duradera (más de 1.000 millones de años), por lo que la cubierta sedimentaria se ha transformado en un relieve invertido que forma los Tepuis. Además, si no fuera porque el Macizo Guayanés ha venido sufriendo un lento y largo movimiento de ascenso, en la actualidad se habría convertido ya en una penillanura en la que habría desaparecido casi toda la cubierta sedimentaria de areniscas. Las arenas provenientes de este proceso erosivo se han depositado en la margen izquierda del río, especialmente en las planicies bajas del estado Apure, entre los ríos Meta y Apure mismo. No se depositaron en el borde derecho porque allí el relieve es más alto. Y estas arenas podrían convertirse a lo largo de millones de años en estratos de areniscas que también podrían convertirse para elevarse y rejuvenecer el relieve en mesetas similares a las que ahora existen en Guyana. Esto sería una especie de ejemplo de la teoría del ciclo geográfico.

A su vez, estas arenas han llegado a crear un ecosistema único en el mundo: un extenso campo de dunas (ocupa unos 30.000 km2) que tiene la peculiaridad de que no es un clima desértico sino de sabana en un paisaje de pastos naturales que se alternan con algunos bosques de galería, ríos caudalosos y dunas de más de 100 km de longitud y hasta 20 m de altura. Algunas de estas dunas son aprovechadas por los llaneros para asentar en ellas el queso, que, además de procesar parte de la leche, se prepara un grupo de reses para ir al frente del rebaño (lo que en los llaneros se denomina la madrina del rebaño). También sirven para proteger al ganado de las inundaciones. Así, este ecosistema tan curioso y pintoresco, es el resultado del modelado del viento en un clima de sabana. No es, como se dice en el Atlas de Venezuela. Una imagen espacial (también conocida como el Atlas de PDVSA, de un ecosistema de paleodunas formado en un entorno con un clima mucho más seco que el actual, sino de un mecanismo de formación de dunas que sólo actúa durante la estación seca. Cuando el nivel de las aguas del Orinoco desciende por la sequía de los ríos, especialmente los que provienen de los Llanos, quedan extensas playas de arena muy fina, que los vientos alisios trasladan pronto hacia el sureste formando lo que ahora constituye el Parque Nacional Santos Luzardo, nombre tomado de uno de los protagonistas de la novela de Doña Bárbara de Rómulo Gallegos.

La dirección de los vientos durante la estación seca (del verano como se dice en los Llanos) es en promedio muy constante y con una velocidad considerable, del noreste al suroeste, como se puede ver en la dirección de las dunas alargadas en las imágenes de satélite. Esta dirección puede variar durante un corto periodo de tiempo, pero a largo plazo se mantiene exactamente en esa dirección. En la temporada de lluvias (o de invierno) la dirección cambia ligeramente y procede prácticamente del este libre. Pero este no es el cambio más notable, sino la disminución de su velocidad. Esto se debe a la mayor humedad que traen los alisios y a la consecuente convección: al avanzar los vientos húmedos sobre la sabana aumentan de temperatura por el calor del suelo debido a la radiación solar. A su vez, este calentamiento da lugar al ascenso de aire húmedo (precisamente lo que conocemos como convección) y este ascenso da lugar, a su vez, a una disminución de la velocidad de los vientos y al aumento de las precipitaciones. Así que el mecanismo de los vientos y el de la acumulación de las arenas del Macizo Guayanés son casi opuestos y esta oposición ha sido favorable para el establecimiento de actividades agrícolas en los Llanos: las dunas pueden cubrirse de vegetación y servir. La base para el establecimiento de casas, rebaños y caminos, y este proceso se hace más notorio hacia el oeste, no sólo por la disminución de la velocidad de los vientos al desplazarse en esa dirección sino también porque las arenas que forman. Estas dunas provienen de las playas del Orinoco y el transporte de las mismas disminuye cuando la velocidad del viento desciende. Fernando Calzadilla Valdés explica todo este proceso en la parte central del estado Apure, donde comienza lo que él llama el Alto Llano, aunque este concepto no se establece con un nivel determinado que en todo el Apure es muy bajo hasta llegar al verdadero piedemonte de los Andes (establecido modernamente, eso sí, en la curva de nivel de los 200 de altitud.

ClimateEdit

Climógrafo de Ciudad Bolívar. Las lluvias se indican en mm y las temperaturas en °C.

En toda la cuenca del Orinoco, los climas son isotérmicos, es decir, climas con pocas variaciones de temperatura a lo largo del año (la diferencia entre la temperatura media de los meses más cálidos y los menos cálidos es de sólo 3°C), como corresponde a la zona intertropical. Hay cinco grandes tipos de clima en las tierras bajas (hasta 800 m sobre el nivel del mar, según las consideraciones de Antonio W. Goldbrunner), que son el clima de selva (Af en la clasificación de Köppen), la sabana (Aw en la misma clasificación climática), el semidesierto y el desierto propiamente dicho. Se discute si existe un clima monzónico (según la nomenclatura de Köppen) en la cuenca del Orinoco, que pasaría a ser el quinto tipo de clima. En todo caso, la existencia de este clima se reduciría a la costa atlántica del delta del Orinoco, donde la influencia de la corriente ecuatorial del norte (que aquí es prácticamente una deriva costera) influye para que las lluvias sean mucho más importantes en toda la costa común a las Guayanas y Venezuela, pero que disminuyen abruptamente en Venezuela al avanzar hacia el interior. A mayor altura se pueden distinguir cuatro o cinco pisos térmicos, climáticos, bióticos o ecológicos según los criterios utilizados por diferentes autores y su interés en su campo de investigación. Las temperaturas tienen una amplitud anual muy limitada (unos 3°C o menos), aunque su amplitud diaria es mucho mayor y ronda los 10°C. Las precipitaciones son elevadas, especialmente en la Guayana venezolana, donde alcanzan valores muy altos (4000 mm o más) en algunas zonas bastante extensas. En Los Llanos, la precipitación es mucho menor (1500 a 2000 mm, con una elevación de esta cantidad hacia el piedemonte de los Andes) y da lugar a la presencia de vegetación de sabana, con bosques de galería junto a los ríos, y en el piedemonte andino, bosques tropófilos, que pierden gran parte de sus hojas durante la estación seca. La carta climática de Ciudad Bolívar muestra el comportamiento de las lluvias (línea azul) y la temperatura (línea roja). El sombreado en amarillo indica la estación o época de sequía (déficit de precipitaciones, según el índice xerotérmico de Gaussen). Sin embargo, el clima de Ciudad Bolívar no es representativo de toda la cuenca del Orinoco, sino que es más bien una anomalía, en el sentido de que, debido a su ubicación con respecto a los vientos dominantes (por la acción de las montañas del noreste de Venezuela y las mesetas del sureste) y a que esta ciudad está algo alejada del mar (por la influencia de las lluvias de la deriva costera en las costas atlánticas venezolanas), las precipitaciones son bastante menores de lo que deberían ser.

Clima para Santa Elena de UairénEditar

  • Condiciones climáticas actuales para Santa Elena de Uairén (estado Bolívar):
    • Localización: latitud 4º36’N, longitud 61º06’W, altitud, 910 mm.
    • Temperatura: Enero (21,6ºC), febrero (22ºC), marzo (22,5ºC), abril (22,3º), mayo (22ºC), junio (21,5ºC), julio (21,5ºC), agosto (21,5ºC), septiembre (22ºC), octubre (22,1º), noviembre (22ºC), diciembre (21,8ºC). Temperatura media anual: 21,8ºC.
    • Precipitaciones: Enero (72 mm), febrero (83 mm), marzo (92 mm), abril (134 mm), mayo (248 mm), junio (251 mm), julio (219 mm), agosto (171 mm) septiembre (116 mm), octubre (102 mm), noviembre (119 mm), diciembre (132 mm). Precipitación anual: 1739 mm

Clima de San Carlos de Río NegroEditar

  • Datos climáticos de San Carlos de Río Negro, Estado Amazonas, en la Guayana venezolana, con clima Af en la tipología climática de Köppen.
    • Ubicación: latitud 1°55′ Norte; latitud: 68°36′ Oeste. Altitud: 110 mm
    • Temperaturas medias en grados C: Enero (26,3°), febrero (26,3°), marzo (26,5°), abril (25,9°), mayo (25,6°), junio (25,7°), julio (25,4°), agosto (25,9°), septiembre (26,6°), octubre (26,7°), noviembre (26,7°), diciembre (26,2°). Temperatura media anual: 26,2°.
    • Lluvias en mm: Enero (222 mm), febrero (229 mm), marzo (206 mm), abril (395 mm), mayo (381 mm), junio (390 mm), julio (330 mm), agosto (328 mm), septiembre (249 mm), octubre (257 mm), noviembre (314 mm), diciembre (220 mm). Precipitaciones anuales: 3521 mm

HidrografíaEditar

Confluencia del Caroní en el Orinoco, cuyas aguas se distinguen por la diferente coloración, más blanca en el Orinoco (en el fondo) y más oscura en el primer plano (aguas del Caroní). La diferente anchura de las franjas es un efecto óptico por la distancia, siendo la del Orinoco mucho mayor.

Unión de las aguas del Orinoco con las del Caroní, al fondo. Las dos franjas se aprecian por la diferente coloración de los dos ríos.

El Orinoco, con sus afluentes, constituye una extensa red hidrográfica con ríos muy caudalosos y de considerable longitud. De toda su cuenca, el afluente más largo es el Guaviare, más largo (unos 1550 km) que el propio Orinoco en el punto de su confluencia, mientras que el mayor es el Caroní. Muchos de sus afluentes son ríos navegables, especialmente los de la margen izquierda, que provienen de los Llanos, tanto colombianos como venezolanos, mientras que los ríos guayaneses (afluentes de la margen derecha) son más caudalosos pero con saltos y lluvias, lo que los hace muy útiles en la producción de energía hidroeléctrica, pero sin uso como rutas de navegación, salvo en algunos tramos muy cortos. Hay numerosas islas, tanto rocosas (relieves de erosión) como sedimentarias (arena y otros sedimentos), así como muchos caños o brazos, meandros abandonados y lagos de herradura.

Los principales afluentes de la margen derecha son el Manaviche, Ocamo, Padamo (con su afluente Matacuni en su margen izquierda), Cunucunuma, Ventuari (río muy caudaloso, con su afluente Manapiare a la derecha), Sipapo con sus afluentes Autana y Cuao, ambos a la derecha), Samariapo, Parguaza (con varios afluentes con un curioso desagüe en bayoneta), Suapure, río Cuchivero (con su afluente Guaniamo, en la margen izquierda, río donde se explota el oro desde hace mucho tiempo), el Caura (con su afluente Erebato en su margen izquierda), un río muy caudaloso y con uno de los saltos más notables de Guayana (no tanto por su altura sino por el Caudal), el salto del Pará, el Aro y finalmente el Caroní con su afluente el Paragua, represados ambos ríos en el Cañón del Necoima o Necuima, en una presa hidroeléctrica de más de 200 m de altura que origina un embalse, el Lago de Guri, con más de 4000 km2 de superficie y una producción de unos 10 millones de kW/hora, lo que lo define como uno de los ríos más valiosos y productivos del mundo: hasta la fecha, la producción de la central hidroeléctrica del Guri sólo es superada por la central hidroeléctrica de Itaipú, en el río Paraná. En la cuenca del río Cuao (a excepción de las lagunas largas, o en forma de herradura, formadas por algunos meandros abandonados), se encuentra la única laguna de la cuenca: la laguna del Rey Leopoldo, llamada así porque fue descubierta durante una expedición patrocinada por el rey Leopoldo III de Bélgica hace poco más de 50 años (actualmente es muy fácil observarla a través de programas con imágenes satelitales, generalmente de libre acceso en Internet). Esta laguna tiene unos 400 m de largo por 270 de ancho, aproximadamente. Es la única laguna de la Guayana venezolana, lo que confirma el carácter irregular del relieve de esta región natural, que no les es favorable, y también contradice el mito del siglo XVI, de la existencia de un enorme lago (el lago Parima) del que nacían los ríos Orinoco y Amazonas, con casi todos sus afluentes.

En la margen izquierda podemos mencionar el Mavaca, caso único en el mundo Casiquiare (que no es un afluente sino, por el contrario, un efluente, es decir, una derivación del Orinoco que drena sus aguas hacia la cuenca del Amazonas a través del río Negro), el Atabapo, los cuatro ríos que provienen del territorio colombiano, que son el Guaviare (con su afluente el Inírida), Vichada, Tomo y Meta. Y de nuevo en territorio venezolano, los ríos apureños al norte del Meta: Cinaruco, Capanaparo, Arauca y Apure, este último con numerosos afluentes en su margen izquierda reunidos en dos grandes ríos, el Portuguesa y el Guárico. Y algunos ríos también llaneros de menor importancia y caudal, como el Manapire, Iguana, Zuata y Pao. Finalmente, el Caño Manamo desembocará en el delta del Orinoco, el Taiga con su afluente por su margen derecha, el Morichal Largo y el Guanipa con su afluente por su margen izquierda, el Amana.

Cada uno de los afluentes nombrados del río Orinoco merece un estudio más detallado. También, algunos problemas escasamente investigados, como la diferente coloración de las aguas de estos afluentes, como se ve en la imagen, el fenómeno de la falta de nubosidad en las mañanas en los ríos más montañosos (fenómeno que se explica brevemente en los artículos sobre el Guayana venezolano, en el río Amazonas y especialmente en el artículo sobre la diatermia), la gran extensión de dunas o médanos en el estado Apure, que se encuentra entre los ríos Cinaruco, Capanaparo, Arauca y el propio Apure, la comparación del caudal entre los distintos afluentes y entre el Guaviare y el Orinoco y otros, son también temas que merecen un tratamiento aparte, algo más detallado que el que se incluye más adelante en el estudio documental de la cuenca del gran río Columbia-Venezuela.

FloraEdit

Matapalo o higuera mostrando en una abertura parte del tronco del árbol sobre el que se apoyó. Parque del Este, Caracas, Venezuela.

En la parte guayanesa de la cuenca del Orinoco predominan los bosques ecuatoriales, caracterizados por la existencia de varios niveles de árboles de especies muy variadas, como consecuencia de una alta competencia por obtener un suministro suficiente de rayos solares.

Esta lucha por la luz solar se ejemplifica con la presencia de matapalos, árboles que originalmente tienen un tallo rastrero que utilizan para apoyarse alrededor de un árbol grande con el fin de alcanzar la luz solar. Cuando superan el techo y aumentan la función de fotosíntesis comienzan a crecer estrangulando al árbol en el que se habían apoyado (además de bloquear la luz solar). Los matapalos más frecuentes pertenecen al género Ficus, como es el caso del caucho natural. La nota peculiar de estas selvas es la extraordinaria variedad de la vegetación: muchas especies vegetales por hectárea, pero pocos ejemplares de cada una en esa superficie. La otra nota distintiva es la enorme producción anual de biomasa: unas 500 t/año/ha, frente a unas 300 en los bosques de coníferas de la zona de la Taiga en el hemisferio norte, en las condiciones más favorables. Y es esta extraordinaria diversidad la que la convierte en el tipo de vegetación más útil que existe, especialmente por sus posibilidades y por la producción de oxígeno, aunque esta diversidad presenta una limitación en cuanto a su explotación comercial.

Las selvas de la zona intertropical constituyen el mayor pulmón vegetal del planeta ya que todos los vegetales necesitan absorber una enorme cantidad de agua y de CO2 para producir, mediante la fotosíntesis, los hidratos de carbono que necesitan para su crecimiento, pero también dejan una enorme cantidad de oxígeno libre que los animales utilizan para su respiración. A muy largo plazo, el equilibrio entre la producción y el consumo de oxígeno y CO2 tiende a equilibrarse, según el principio de Lavoisier de que la materia no se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma. Pero desde hace millones de años (desde la era primaria, cuando aparecieron las primeras especies vegetales en nuestro planeta) se ha acumulado una enorme cantidad de biomasa en la superficie terrestre (y también en el subsuelo en forma de hidrocarburos), donde suele haber una estrecha correspondencia entre producción y consumo que fluctúa en el tiempo en un proceso de equilibrio. Esto significa que, en su conjunto, el equilibrio entre producción y consumo, tanto de oxígeno como de dióxido de carbono, sigue un eterno proceso de retroalimentación que se encarga de alcanzar en un momento dado una situación de clímax, concepto que deberá, con el tiempo, ser revisado. No hay que olvidar que, en la naturaleza, el número de productores (plantas) es muy superior al de consumidores (animales).

Por supuesto, esto no significa que el medio geográfico (suelo, vegetación, fauna, producción de contaminantes) pueda seguir agotándose sin restricciones hasta llegar a situaciones irreversibles. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los problemas ecológicos varían mucho a nivel local o regional: lo que puede ser una situación de equilibrio a escala global no significa que no haya problemas a otras escalas. Lo que hay que tener en cuenta es que la capacidad de regeneración y restauración del equilibrio perdido en la vegetación de la zona intertropical, por un lado, es mucho mayor de lo que la gente (incluidos los científicos) supone y por otro lado que, paralelamente a los procesos de desertificación por el mal manejo del medio ambiente y el agotamiento de muchos recursos naturales, hay un continuo avance en el uso y rescate para la reforestación y para el cultivo de áreas antes no cultivadas e improductivas que han dado lugar a la sobreproducción en muchos órdenes en materia de alimentos, especialmente en la zona intertropical.

Por otra parte, el uso de la enorme cantidad de especies vegetales para la obtención de productos medicinales tiene una enorme potencialidad, que sólo se ampliará en la medida que se conozca mejor. La bebida conocida como Amargo de Angostura, por ejemplo, es un ejemplo de la elaboración de un tónico desarrollado en la Angostura del Orinoco (actual Ciudad Bolívar) que fue muy útil desde el siglo XIX pues, aunque con una composición creada por Johann Gottlieb Benjamin Siegert, y que siempre se ha mantenido en el mayor de los secretos hasta hoy, se sabe que contiene entre sus ingredientes quina (de ahí su sabor amargo) y sarrapia, vegetales cuyos principios medicinales están perfectamente probados desde hace más de tres siglos.

Además de la vegetación de la selva ecuatorial, en los Llanos, que comparten Venezuela y Colombia, predominan las sabanas, los pastos de los pastizales estacionales, con bosques de galería, bosques (pequeños racimos aislados de árboles) y esteros con palmas (palma llanera, especialmente), etc.

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