¿Qué es la degeneración macular?
La degeneración macular es la descomposición de las células sensibles a la luz en la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión nítida y central. La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la causa más común de pérdida de visión en personas mayores de 55 años en Estados Unidos. Más de 8 millones de estadounidenses padecen DMAE, y se prevé que la cifra aumente a medida que la población envejece.
¿Qué causa la degeneración macular?
Hay dos formas de degeneración macular: seca y húmeda. Aproximadamente el 90% de los casos de DMAE adoptan la forma seca. No se sabe con exactitud cuál es la causa de esta enfermedad, pero se desarrolla a medida que las células sensibles a la luz de la mácula se deterioran lentamente, provocando una pérdida gradual de la visión central. Los depósitos de grasa llamados drusas, que en realidad son restos dejados por las células deterioradas, se acumulan en la mácula, generando una mayor pérdida celular. La DMAE húmeda, la forma más agresiva, afecta sólo al 10% de las personas con DMAE, pero es la causa del 90% de la pérdida grave de visión asociada a la enfermedad. Alrededor del 10% de los casos de DMAE seca evolucionan a DMAE húmeda. En esta forma, empiezan a formarse nuevos vasos sanguíneos detrás de la retina y crecen hacia la mácula. Los nuevos vasos, que son muy frágiles, se rompen con facilidad, filtrando sangre y líquido bajo la mácula y provocando un rápido daño y la pérdida de la visión central.
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¿Cuáles son los síntomas de la degeneración macular?
Los síntomas más comunes de la DMAE seca son la visión ligeramente borrosa, la dificultad para reconocer caras y la necesidad de una luz más intensa para ver. A medida que se destruyen más células sensibles a la luz, las personas con DMAE seca desarrollan un punto ciego en el centro de su campo de visión que se amplía a medida que la enfermedad progresa. Para las personas con DMAE húmeda, las líneas rectas pueden empezar a parecer onduladas. Esto se debe a que la fuga de fluidos levanta la mácula de su posición normal en la parte posterior del ojo. Las personas con DMAE húmeda también pueden desarrollar un punto ciego en el centro de su campo visual.
Para diagnosticar la DMAE, los oftalmólogos utilizan gotas para dilatar las pupilas de la persona y examinan la parte posterior del ojo en busca de signos de daño macular. A veces se pide a la persona que vea una cuadrícula de Amsler, una tabla con un patrón gráfico de líneas y un punto negro en el centro. En el caso de las personas con cambios en la visión central debidos a la DMAE, las líneas de la cuadrícula aparecerán deformadas y puede que falten algunas líneas. Si el médico sospecha que se trata de una DMAE húmeda, puede realizar una prueba denominada angiografía con fluoresceína, en la que un colorante inyectado en el brazo se desplaza hasta la retina, lo que permite al médico fotografiar y examinar los vasos sanguíneos con fugas.
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No existe tratamiento para la DMAE seca, pero como progresa tan lentamente, la mayoría de las personas son capaces de funcionar con normalidad durante algún tiempo, especialmente con el uso de ayudas para la baja visión. (La mácula no controla la visión periférica, por lo que la ceguera total no se produce con ninguno de los dos tipos de DMAE). Algunos estudios sugieren que el consumo de ciertos antioxidantes llamados carotenoides, que se encuentran en las frutas y verduras de hoja verde intenso y de color amarillo-naranja, se asocia con un menor riesgo de DMAE. Un estudio demostró que los participantes que consumían la mayor cantidad de carotenoides luteína y zeaxantina en su dieta tenían un 43% menos de riesgo de padecer DMAE que los que consumían la menor cantidad de estos nutrientes. Algunos estudios también sugieren que el consumo de niveles elevados de las vitaminas C y E y del mineral zinc tiene un efecto protector contra la DMAE. Su oftalmólogo puede informarle más sobre los posibles beneficios y riesgos de tomar suplementos de antioxidantes y zinc.
Algunos casos de DMAE húmeda pueden tratarse con cirugía láser, o fotocoagulación, que utiliza una luz intensa para destruir los nuevos vasos sanguíneos anormales. La cirugía láser es un procedimiento bastante rápido que puede realizarse en la consulta del oftalmólogo. El tratamiento frena la pérdida de visión, pero no cura la enfermedad. Existe una probabilidad relativamente alta de que vuelvan a crecer nuevos vasos sanguíneos, lo que requerirá más intervenciones quirúrgicas. En el año 2000, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó un fármaco llamado verteporfina (marca Visudyne) para el tratamiento de ciertos tipos de DMAE húmeda. El tratamiento con verteporfina se denomina terapia fotodinámica, porque el fármaco sólo es eficaz cuando se activa con una luz de determinada longitud de onda. Inyectado en el brazo de la persona, el fármaco llega y se une a los vasos sanguíneos anormales del ojo. Un láser proyectado en el ojo de la persona activa el fármaco, que salva el tejido normal pero detiene la fuga de sangre de los anormales. Aunque ninguno de estos tratamientos restablece la visión perdida, a veces pueden preservar la visión restante. En 2006, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó Lucentis (inyección de ranibizumab), que se inyecta en el ojo, para el tratamiento de la degeneración macular húmeda relacionada con la edad.
Los investigadores están estudiando actualmente otros posibles tratamientos para la degeneración macular, incluido el trasplante de retina. Se recomiendan los exámenes oculares anuales, especialmente en el caso de los adultos mayores, para detectar a tiempo los problemas oculares y preservar la visión.