El dolor crónico es cualquier dolor que dura más de seis meses. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. El dolor crónico puede ir desde una irritación leve hasta una condición severamente debilitante.
El dolor crónico puede afectar a la rutina diaria y a la calidad de vida. También puede ser un factor de riesgo de depresión, ansiedad o insomnio. Por lo tanto, alguien que tenga dolor crónico puede desear hablar con un terapeuta, además de seguir otras líneas de tratamiento.
¿QUÉ CAUSA EL DOLOR CRÓNICO?
El dolor crónico suele producirse debido a un problema de salud física. Las afecciones de larga duración, como la artritis, el cáncer, la fibromialgia y el SIDA, pueden causar dolor crónico. El dolor crónico también puede ser causado por:
- Las úlceras
- La mala postura
- Las lesiones por esfuerzo repetitivo (causadas por hacer el mismo movimiento repetidamente)
- Las lesiones traumáticas
- Las lesiones nerviosas (también llamadas dolor neuropático)
En algunos casos, el dolor crónico puede tener un origen psicológico. El dolor muscular, la fatiga y los dolores de cabeza pueden ser reacciones a emociones o necesidades no expresadas. Esta conversión inconsciente de un estado mental en síntomas físicos se conoce como somatización.
Las personas que somatizan sienten un dolor físico real, no un dolor imaginario. Sus síntomas pueden ser lo suficientemente graves como para afectar al trabajo, las relaciones y la vida cotidiana. El estrés y la preocupación resultantes de los síntomas tienden a empeorar la condición del individuo. Una persona con síntomas somáticos puede desear ver a un terapeuta además de un proveedor de atención médica.
¿Cuán común es el dolor crónico?
En 2016, el 20% de los adultos en los Estados Unidos tenía dolor crónico. Alrededor del 8% informó de un dolor crónico de alto impacto que limitaba al menos una actividad importante de su vida (como el trabajo). Las estimaciones sugieren que el dolor crónico le cuesta a Estados Unidos 560 mil millones de dólares cada año.
En Estados Unidos, el dolor crónico es más común entre:
- Adultos mayores
- Mujeres
- Personas blancas no hispanas*
- Individuos en situación de pobreza
- Personas que están desempleadas después de haber tenido un trabajo anteriormente
- Veteranos militares*
*Los veteranos y las personas de raza blanca tienen tasas mucho más altas de dolor crónico general. Sin embargo, no muestran diferencias en cuanto al dolor crónico de alto impacto.
DOLOR CRÓNICO Y SALUD MENTAL
El dolor crónico suele ir acompañado de problemas de salud mental. Las investigaciones sugieren que entre el 30 y el 50% de las personas con dolor crónico tienen también ansiedad o depresión. Los trastornos del sueño, la pena y los problemas de ira también son comunes entre las personas con dolor crónico.
El síndrome de dolor crónico (SDC) describe cuando el dolor crónico y un problema secundario se alimentan mutuamente. Por ejemplo, el estrés y el aislamiento que conlleva el dolor crónico pueden conducir a la depresión. La depresión, a su vez, puede hacer que una persona rumie su dolor y esté menos motivada para seguir el tratamiento. Dado que algunas personas pueden manifestar la depresión en forma de síntomas físicos junto con los psicológicos, la depresión también puede dar lugar a dolor crónico.
El estrés en sí mismo puede aumentar el dolor de una persona al:
- Desencadenar la tensión muscular y los espasmos.
- Causar problemas de salud adicionales como enfermedades cardíacas.
- Hacer que el sistema nervioso sea más reactivo, amplificando así las señales de dolor.
Los individuos con SPI suelen beneficiarse más cuando tienen un plan de tratamiento holístico. Es probable que necesiten tratar simultáneamente sus preocupaciones emocionales y el dolor crónico. Los proveedores de atención probablemente incluirán profesionales de la salud física y mental.
DOLOR CRÓNICO Y SUICIDIO
El dolor crónico es un grave factor de riesgo de suicidio. Los individuos que no pueden acceder a un tratamiento eficaz para el dolor crónico pueden ver una gran caída en su calidad de vida. Pueden creer que su dolor nunca mejorará y, por lo tanto, sentirse desesperados por el futuro.
Un estudio analizó a más de 123.000 estadounidenses que murieron por suicidio entre 2003 y 2014. Los datos mostraron que el 8,8% de las personas que se suicidaron mostraban evidencias de dolor crónico. Entre los fallecidos con dolor crónico:
- 53,6% utilizaron armas de fuego para suicidarse.
- 16,2% murieron por sobredosis de opioides. (Esta tasa era cuatro veces superior a la de los suicidios relacionados con los opiáceos en personas sin dolor crónico.)
- El dolor de espalda fue la afección más común (22,6%), seguida del cáncer (12,5%).
En algunos casos, el dolor crónico puede haber sido uno de los muchos factores que conducen al suicidio. Por ejemplo, más de la mitad (51,7%) de las personas con dolor crónico tenían una enfermedad mental diagnosticada. El diagnóstico más común, la depresión, es un gran factor de riesgo de suicidio. En otras palabras, el dolor crónico puede hacer que las personas sean más vulnerables a otros factores desencadenantes del suicidio.
Sin embargo, el dolor crónico parece ser una variable significativa en la mayoría de los casos. Los autores del estudio también analizaron 95 casos en los que una persona con dolor crónico dejó una nota de suicidio. De estas 95 notas, 64 de ellas mencionaban específicamente el dolor como factor motivador.
Si usted o un ser querido está experimentando una crisis, puede llamar al 911 o a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio (1-800-273-8255) para pedir ayuda. Una vez superada la crisis, puede buscar un terapeuta. Un terapeuta formado puede ayudarte a afrontar las consecuencias sociales y emocionales del dolor crónico. También puede actuar como defensor para ayudarle a obtener el tratamiento que necesita. El dolor crónico es un problema desafiante: no tiene que manejarlo solo.
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