por Joan
(USA)
El verano pasado había colocado mi comedero en el porche de mi casa, colgado de las vigas para rellenarlo fácilmente. Después de una o dos semanas, un pájaro había ahuyentado a todos los demás del comedero y era el «pájaro guardián» más vigilante que había visto nunca.
El colibrí volaba a través del patio hasta un árbol en el lado más lejano, y esperaba. Tan pronto como pasaba otro colibrí, el «guardián» lo ahuyentaba. El baile «ni lo pienses», como llegué a llamar a la riña entre pájaros, era algo que podía sentarse a observar durante horas.
¿Crees que el perro estaba exento de la embestida? No, el pájaro volaba hasta unos dos metros por encima del perro, cuando éste salía del porche, y luego se iba volando. «Solo me aseguro» me pareció oír decir al pájaro. Era histérico.
Yo era el único exento del proteccionismo del pájaro. De hecho, cuando llenaba el comedero, que era todas las mañanas, el pájaro venía a sentarse en la valla que rodeaba el jardín y esperaba pacientemente. Tan pronto como terminaba, el pájaro volaba y tomaba un trago fresco de néctar, y luego volaba a su árbol.
Los días que regaba el jardín, mis pequeños amigos bajaban volando y se empapaban bien mientras volaban a través de la niebla del aspersor. En cuanto se cerraba el grifo, revoloteaban sobre el jardín y se bebían el agua que quedaba en las hojas de las plantas.
Tener a estos pájaros cerca ha ayudado enormemente a mis flores. Las Coneflowers púrpura y los gladiolos parecen ser sus favoritos, y las flores lo agradecen, estoy seguro. La polinización que realizan estos pájaros es un regalo bienvenido. Ahora que estas pequeñas bellezas son cada vez más numerosas, voy a plantar aún más flores para que se alimenten y polinicen.
Los colibríes son pájaros hermosos y las acrobacias aéreas que realizan es algo que puedo observar durante horas. Espero que sigan volviendo año tras año. Espero que me entretengan tanto como este verano pasado.