En todo el mundo, muchos países se enfrentan a una crisis educativa. Los niños están perdiendo la oportunidad de asistir a la escuela y desarrollar importantes habilidades necesarias para vivir una vida próspera. La escasez de recursos, los conflictos regionales y los prejuicios obligan a los niños a abandonar la escuela y a luchar de por vida contra el ciclo de la pobreza. Estos factores hacen que aproximadamente la mitad de los niños en edad escolar del mundo pierdan una oportunidad crítica de desarrollar las habilidades que necesitan para apoyar una vida de aprendizaje.
Cuando se examinan de cerca, las cifras son asombrosas:
Se estima que 617 millones de niños de todo el mundo no pueden alcanzar los niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
175 millones de niños no reciben educación preescolar.
Aproximadamente uno de cada cinco niños en edad escolar (unos 262 millones de niños) no está escolarizado.
Aproximadamente 27 millones de esos niños que no van a la escuela viven en zonas de conflicto donde hay una amenaza regular a su vida y seguridad.
Ante tanto sufrimiento, debemos preguntarnos: ¿cuál es la causa de esta falta de educación básica? ¿Y cómo podemos unirnos para aportar soluciones a largo plazo para estos niños vulnerables?
¿Cómo afecta la pobreza a la educación?
La pobreza extrema sigue siendo uno de los obstáculos más obstinados para la educación, ya que los niños de los hogares más pobres tienen casi cinco veces más probabilidades de estar sin escolarizar que los de los hogares con mayores ingresos. A nivel mundial, dos tercios de los niños más pobres no han asistido nunca a ninguna escuela, han abandonado los estudios o repiten varias veces los cursos de primaria.
La correlación entre la pobreza y la educación puede manifestarse a través de la falta de profesores formados, de materiales didácticos inadecuados, de aulas improvisadas y de un saneamiento escolar deficiente. Algunos alumnos llegan a la escuela demasiado hambrientos, demasiado enfermos o demasiado agotados por el trabajo o las tareas domésticas como para aprovechar sus lecciones. Además, los niños de las zonas rurales tienen más del doble de probabilidades de no ir a la escuela que sus compañeros de las zonas urbanas. A menudo esto se debe a que deben recorrer grandes distancias para asistir a clase. Todo esto dificulta el aprendizaje de muchos niños que viven en la pobreza.
Sin acceso a la educación, los niños no consiguen desarrollar habilidades para el aprendizaje permanente. Esto, a su vez, crea barreras duraderas para el potencial de ingresos y el empleo más adelante en la vida y, por lo tanto, perpetúa el ciclo de la pobreza. Además, estos niños son más propensos a sufrir enfermedades que amenazan su capacidad para construir un futuro mejor para ellos y sus comunidades.
¿Cómo puede la educación acabar con la pobreza?
Cuando se eliminan las barreras a la educación, los niños están preparados para prosperar en todos los ámbitos de la vida. La educación, especialmente la de las niñas, es una de las herramientas más poderosas para crear crecimiento económico. Disminuye la probabilidad de conflictos, aumenta la resiliencia y prepara a las generaciones futuras con amplios beneficios económicos y sociales.
Varios estudios realizados por UNICEF confirman que los años adicionales de educación tienen una influencia significativa en el PIB per cápita. Proporcionar más educación, conocimientos y habilidades aumentará las perspectivas de empleo y la productividad de un individuo, lo que a su vez aumentará los ingresos generales y el desarrollo de la mano de obra del país. Esto conduce a comunidades más estables y a un futuro más brillante para la próxima generación.
¿Qué hacen los Misioneros del Verbo Divino para reducir las barreras a la educación?
Los Misioneros del Verbo Divino trabajan para ayudar a las comunidades a superar las barreras creando, reconstruyendo y promoviendo el acceso a la educación para niños y adultos. En todo el mundo, establecen y dirigen escuelas, universidades, programas de alfabetización y escuelas de formación profesional que ayudan a las poblaciones vulnerables a salir de la pobreza.
Al trabajar dentro de las comunidades locales a las que sirven, nuestros misioneros ofrecen educación a los niños que se enfrentan a un estigma social debido a los sistemas tribales, los sistemas de casta o las enfermedades. Enseñan en universidades y ofrecen formación teológica en seminarios. Su trabajo en programas de alfabetización y escuelas de formación profesional ayuda a educar y capacitar a los estudiantes adultos con los conocimientos y habilidades que abren las puertas a las oportunidades de empleo y les ayudan a salir del umbral de la pobreza.
El impacto que tienen los Misioneros del Verbo Divino en la calidad de la educación que reciben los niños de todo el mundo puede verse a través de las muchas historias de las personas y comunidades a las que sirven. Para leer estas historias y aprender más sobre nuestro trabajo, le invitamos a visitar nuestro blog: The Mission Post. Le rogamos que tenga presente en sus oraciones a nuestros misioneros y a las personas a las que sirven.