Este artículo, basado en una reciente publicación del Dr. Arturo Carpio, de la Universidad de Cuenca, Ecuador, y sus colegas, es el segundo de una serie de 3 partes sobre las enfermedades parasitarias del sistema nervioso central (SNC). En él se destacan algunas de las técnicas que los clínicos utilizan para el diagnóstico de las enfermedades parasitarias del SNC.
Desgraciadamente, cuando aparecen los síntomas de las infecciones parasitarias del SNC, el parásito suele haber invadido ya el cerebro y, en algunos casos, ha causado daños irreversibles.
El diagnóstico definitivo y temprano de estas infecciones es, por tanto, fundamental para el control y el tratamiento de estas afecciones.
Según los autores, «la complejidad de los ciclos de vida de los parásitos y las especificidades geográficas, así como la superposición de las manifestaciones clínicas en el huésped que reflejan la diversa patogénesis de los parásitos, pueden presentar desafíos de diagnóstico».
Diagnóstico: Técnicas de laboratorio
Los neurólogos suelen recoger habitualmente muestras de líquido cefalorraquídeo (LCR), así como de sangre, de los pacientes que presentan síntomas neurológicos. En enfermedades como la malaria, la toxoplasmosis y la tripanosomiasis humana africana, la identificación directa del parásito causante en las muestras de LCR mediante microscopía permite el diagnóstico definitivo. Sin embargo, esto no es posible en muchas de las infecciones parasitarias del SNC.
Y aunque puede identificarse eosinofilia en el LCR y/o en la sangre en algunas parasitosis del SNC -especialmente en infecciones helmínticas como la toxocariasis, la cisticercosis, la esquistosomiasis y la paragonimiasis- este hallazgo también es relativamente inespecífico.
La detección de anticuerpos antiparasitarios sigue siendo la herramienta de diagnóstico más utilizada en estos casos. La presencia de estos anticuerpos indica que el paciente ha estado expuesto al parásito. Sin embargo, este enfoque sigue teniendo limitaciones. En particular, la detección de estos anticuerpos no indica necesariamente una infección actual con parásitos vivos, ya que estos anticuerpos pueden persistir durante meses después de la eliminación del parásito.
Tanto las muestras de suero como de LCR se utilizan habitualmente para la detección de estos anticuerpos. Sin embargo, es importante recordar que aunque la presencia de anticuerpos en el LCR indica afectación y daño cerebral, no proporciona ninguna información sobre la presencia del parásito en otras regiones del cuerpo. Del mismo modo, la presencia de anticuerpos en el suero no indica necesariamente una infección del SNC.
La detección en el LCR o en el suero de los productos que secretan los parásitos viables también es posible en algunas condiciones.
La detección molecular del ADN del parásito mediante una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) es otro enfoque diagnóstico que se está haciendo más popular. Sin embargo, uno de los inconvenientes de la prueba PCR es su incapacidad para diferenciar entre parásitos viables y muertos.
Además de las técnicas de diagnóstico estándar, se utilizan algunos métodos complementarios en particular en el diagnóstico de afecciones parasitarias específicas en el SNC:
Cisticercosis: El ensayo de detección del antígeno HP10 se utiliza para detectar la glicoproteína secretada del metacestodo. Este ensayo es útil es el seguimiento a largo plazo de los pacientes, tanto durante como después del tratamiento. La disminución de los niveles de antígeno en el LCR indica un tratamiento eficaz, mientras que la presencia continuada del antígeno indica un tratamiento ineficaz.
Toxoplasmosis: Además de los ensayos para detectar los antígenos circulantes de Toxoplasma gondii y los anticuerpos anti-toxoplasma, también se utilizan técnicas basadas en la PCR. Y dado que diferentes tipos clonales de T. gondii se asocian a diferentes manifestaciones clínicas de la toxoplasmosis, se pueden utilizar técnicas como la serotipificación y la secuenciación del ADN para determinar de qué tipo clonal del parásito se trata. El diagnóstico de la toxoplasmosis también puede ser un reto en individuos inmunodeprimidos que suelen tener títulos bajos de anticuerpos. La diferenciación de la infección del SNC por T. gondii de la infección por Trypanosoma cruzi también es importante en estos pacientes, y requiere una combinación de serología, PCR y examen del LCR por microscopía.
Tripanosomiasis africana humana: De forma similar a la situación de la toxoplasmosis, el diagnóstico de la tripanosomiasis también puede ser un reto en individuos inmunodeprimidos debido a los bajos títulos de anticuerpos. La prueba de aglutinación de tarjetas para tripanosomas (aglutinación mediada por anticuerpos de tripanosomas fijados) suele utilizarse inicialmente en el diagnóstico de la tripanosomiasis del SNC, y va seguida de la visualización directa del parásito en el LCR.
Malaria: existen varios métodos basados en la PCR y pruebas de inmunodiagnóstico para detectar anticuerpos contra las proteínas del parásito (como la proteína rica en histidina y la deshidrogenasa láctica).
Diagnóstico: Estudios de neuroimagen
Aunque la tomografía computarizada (TC) convencional y los estudios de imagen por resonancia magnética (IRM) son importantes en el diagnóstico de las infecciones parasitarias del SNC, los resultados de estos estudios deben considerarse junto con los de las pruebas de laboratorio para realizar un diagnóstico definitivo.
Sin embargo, en algunas afecciones, los estudios de neuroimagen pueden poner de manifiesto características que sí permiten realizar un diagnóstico definitivo. Por ejemplo, la presencia de un quiste hijo dentro de una lesión quística en la RM se considera un signo patognomónico de un quiste de equinococo. Los hallazgos de la TC y la RM también pueden utilizarse para diagnosticar la cisticercosis, y los distintos estadios de la enfermedad presentan diferentes hallazgos característicos. Sin embargo, la RM es superior a la TC a la hora de resaltar ciertas características del parásito, como el escólex.
Técnicas avanzadas de neuroimagen también se utilizan en el diagnóstico de las infecciones parasitarias del SNC. Estas técnicas incluyen la recuperación de inversión de atenuación de fluidos (FLAIR), la resonancia magnética de difusión, la resonancia magnética de perfusión, las secuencias de resonancia magnética tridimensional y la espectroscopia de resonancia magnética.
«Los estudios de neuroimagen (tomografía y resonancia magnética) desempeñan un papel importante en el diagnóstico precoz; sin embargo, existe una amplia gama de hallazgos de neuroimagen en las infecciones parasitarias del SNC, a menudo con un considerable solapamiento, lo que dificulta el diagnóstico», subrayan los autores. «El desarrollo de ensayos serodiagnósticos y biológicos moleculares (PCR) específicos y sensibles para parásitos viables es una prioridad urgente que complementará y confirmará el examen clínico», concluyen.
Lea el primer artículo de la serie aquí: Parte I: Enfermedades parasitarias del sistema nervioso central: La carga global
El Dr. Parry se graduó en la Universidad de Liverpool, Inglaterra, en 1997 y es un patólogo veterinario certificado. Después de 13 años trabajando en el mundo académico, fundó Midwest Veterinary Pathology, LLC, donde ahora trabaja como consultora privada. Es una apasionada de la educación veterinaria y forma parte del Comité de Educación Continua de la Asociación Médica Veterinaria de Indiana. Escribe regularmente artículos de formación continua para organizaciones y revistas veterinarias, y también ha formado parte del Comité de Exámenes y del Comité de Educación del American College of Veterinary Pathologists.