¿Qué es el utilitarismo?
El utilitarismo es un tipo específico de consecuencialismo que se centra en el mayor bien para el mayor número. Después de identificar las opciones de acción, se pregunta quién se beneficiará y quién se perjudicará con cada una. La acción ética sería la que causara el mayor bien para el mayor número de personas, o el menor daño para el menor número.
¿Cómo funciona el razonamiento utilitario?
Los primeros pensadores utilitaristas trataron de «cientificar» la toma de decisiones éticas. Desarrollaron un «cálculo» comparable al moderno análisis de costes y beneficios. Este cálculo sopesaba las consecuencias de una acción en términos de su impacto en todos los seres sensibles que pudieran verse afectados. Los seres sensibles sienten dolor o placer, por lo que el cálculo podía considerar el efecto que una acción podría tener en los animales además de en los humanos.
El cálculo tenía en cuenta varios factores, como
■ El número de seres humanos y animales que se beneficiarían
■ El número de seres humanos y animales que resultarían perjudicados
■ La intensidad de cualquier placer resultante
■ El tiempo que podría durar cualquier placer resultante
■ La intensidad de cualquier dolor resultante
■ El tiempo que podría durar cualquier dolor resultante
Si bien tal cálculo para resolver problemas éticos puede parecer idealizado, el pensamiento utilitario coincidió con un genuino deseo de eliminar el sufrimiento innecesario mediante la búsqueda de respuesta a la pregunta: «¿Qué opción servirá al bien mayor?»
El utilitarismo enfatizó la igualdad y lucha contra el interés propio por parte del actor ético. Como ilustración, digamos que usted se ha ofrecido a comprar la pintura para la valla que comparten usted y sus tres vecinos limítrofes. La valla tiene que estar pintada de un color: marrón o blanco. Tú prefieres el blanco, pero tus vecinos quieren el marrón. Si utilizara un enfoque utilitario, compraría la pintura marrón porque tres son más que uno. El hecho de comprar la pintura no le da más peso en la decisión.
¿Cómo se ha aplicado el razonamiento utilitario?
El pensamiento utilitario condujo a muchas reformas. Ayudó a poner fin al maltrato de los animales, de los huérfanos y de los niños trabajadores, así como al duro trato de los trabajadores adultos, de los presos, de los pobres y de los enfermos mentales. Proporcionó argumentos para abolir la esclavitud y para eliminar las desigualdades entre los sexos. Para John Stuart Mill, uno de los fundadores de la teoría, tanto la lógica como la moral dictaban que la felicidad de una persona debía contar tanto como la de otra. Este principio se aplicaba a las personas, ya fueran ricas o pobres, poderosas o débiles.
Hoy en día son pocos los que piensan que un cálculo ético puede decirnos exactamente cómo deben sopesarse los intereses en conflicto. Pero el enfoque utilitario más general del razonamiento ético sigue siendo inmensamente influyente. El principio de que la felicidad de cada persona debe ser tan importante como la de cualquier otra requiere que una sociedad tome decisiones en las que se consideren los intereses de todos sus miembros de forma equilibrada y racional.
Podemos ver el utilitarismo en acción en muchos esfuerzos de salud pública. Por ejemplo, los niños de las escuelas públicas están obligados a recibir ciertas vacunas. Esto es obligatorio debido a los resultados: mantener a la gente sana y el bien mayor: los individuos pueden oponerse a las vacunas, pero la ley se centra en el bien mayor para el mayor número.
¿Cuál es la principal debilidad del utilitarismo?
El principio utilitario dice que las personas deben actuar para promover la felicidad general, pero este principio parece justificar el uso de las personas de maneras que no respetan la idea de que los derechos individuales no pueden ser violados. Es decir, el enfoque utilitario parece implicar que sería ético infligir dolor a una persona si esa acción resulta en un aumento neto de la felicidad.
Aquí hay una pregunta clásica que se plantea para exponer esta debilidad potencial en el enfoque utilitario del razonamiento ético: ¿Por qué no matar y extraer los órganos de una persona sana para salvar a cinco pacientes que tendrán una vida feliz?
El filósofo William James argumentó que sería una «cosa horrenda…» si «millones se mantuvieran permanentemente felices con la simple condición de que cierta alma perdida en el borde lejano de las cosas llevara una vida de tortura solitaria», pero esa situación parecería coherente con el utilitarismo (James, 1891, n.p.).
El escenario de James inspiró un relato corto de Ursula Le Guin, «Los que se alejan de Omelas», en el que la felicidad de una sociedad depende del sufrimiento de un niño. Algunos miembros de esta sociedad son incapaces de vivir con este hecho y «se alejan de Omelas».
El énfasis de los utilitaristas en las consecuencias también puede ser una debilidad. Ese énfasis puede llevar a pensar que «bien está lo que bien acaba», permitiendo a la gente justificar actos inmorales si el resultado es beneficioso. También hay que preguntarse si podemos estar seguros de las consecuencias de nuestros actos. Si realizamos una acción que esperábamos que tuviera buenas consecuencias, pero acaba perjudicando a la gente, ¿nos hemos comportado de forma poco ética independientemente de nuestras intenciones?
¿Cómo aplicar el utilitarismo en la vida real?
Cuando te enfrentes a un dilema ético, pregúntate:
- ¿Qué opción tendría mejores resultados?
- ¿Qué opción promovería el bien mayor?
- ¿Cómo puedo maximizar los beneficios para todos los involucrados?
- ¿Cómo puedo minimizar el sufrimiento para todos los involucrados?