La vitamina A en la dieta de tu hijo

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La vitamina A es crucial para la buena salud y el desarrollo de los niños. Siga leyendo para saber cuánta vitamina A necesita su hijo, qué fuentes son las mejores y cómo evitar que reciba una cantidad insuficiente o excesiva.

Por qué es importante la vitamina A

La vitamina A desempeña un papel importante en la visión y el crecimiento de los huesos y ayuda a proteger el cuerpo de las infecciones. La vitamina A también favorece la salud y el crecimiento de las células y los tejidos del cuerpo, especialmente los del cabello, las uñas y la piel.

¿Cuánta vitamina A necesita mi hijo?

De 1 a 3 años: 1.000 unidades internacionales (UI), o 300 microgramos (mcg) de actividad de retinol (RAE), de vitamina A al día

A partir de los 4 años: 1.333 UI, o 400 mcg RAE al día

Su hijo no tiene que tomar suficiente vitamina A todos los días. En su lugar, intente obtener la cantidad recomendada como media en el transcurso de unos días o una semana.

Las mejores fuentes de vitamina A

Las frutas y verduras de colores están repletas de vitamina A. Estas son algunas de las mejores fuentes:

  • 1/2 taza de zumo de zanahoria: 22,567 UI
  • 1/4 de taza de boniato cocido: 12,907 UI
  • Una zanahoria cruda (7 1/2 pulgadas): 8,666 UI
  • 1 cuarto de taza de zanahorias cocidas: 6,709 UI
  • 1 cuarto de taza de espinacas cocidas: 5,729 UI
  • 1 cuarto de taza de calabaza: 5,717 UI
  • 1 cuarto de taza de col rizada cocida: 4,979 UI
  • 1/2 taza de sopa de verduras en lata: 2,910 UI
  • 1/4 taza de melón: 1,352 UI
  • 1/4 taza de albaricoques, envasados en zumo: 1.031 UI
  • 1 cuarto de taza de pimiento rojo: 720 UI
  • 1 cuarto de taza de espinacas crudas: 703 UI
  • 1 cuarto de taza de mango en rodajas: 631 UI
  • 1/2 taza de avena instantánea fortificada, preparada con agua: 626 UI
  • 1/4 taza de brócoli cocido: 603 UI
  • 1/4 taza de guisantes congelados cocidos: 525 UI
  • 1/2 taza de zumo de tomate: 546 UI
  • 1/2 taza de leche enriquecida: 250 UI
  • 1/4 taza de melocotones enlatados, envasados en zumo: 236 UI
  • 1/2 huevo grande, revuelto: 160 UI
  • 1/2 onza de queso cheddar: 142 UI
  • 1/4 de taza de pimiento verde: 137 UI
  • 1/4 de taza de melocotones frescos: 125 UI
  • 1 cuarto de taza de papaya: 83 UI

La cantidad de vitamina A en un alimento varía un poco, dependiendo del tamaño de la fruta o verdura.

Los niños pueden comer más o menos que las cantidades de alimentos indicadas, dada su edad y apetito. Calcule el contenido de nutrientes en consecuencia.

¿Puede mi hijo tomar demasiada vitamina A?

Sí. Normalmente, el cuerpo tiene que convertir la vitamina A de su forma inactiva a su forma activa, para que el cuerpo pueda utilizarla. Por lo general, un exceso de vitamina A se debe a la toma de suplementos que ya contienen altos niveles de la forma activa de la vitamina.

También es posible obtener una cantidad excesiva de la forma activa de la vitamina A de fuentes animales, como el hígado y la leche. Por ejemplo, el hígado de ternera contiene 21.566 UI por rebanada.

Por el contrario, es casi imposible sufrir una sobredosis si se obtienen abundantes carotenoides, los pigmentos naranja y amarillo de las zanahorias y otras verduras y frutas. Cuando se ingiere vitamina A de estas fuentes no animales, el cuerpo convierte sólo lo que necesita de los carotenoides en la forma activa de la vitamina A. Lo que más probablemente ocurrirá si se da un atracón de zanahorias es que su piel se volverá amarillo-anaranjada (y ese efecto desaparece una vez que vuelve a comer una dieta equilibrada).

¿Cuánta vitamina A es demasiada?

Los niños de 1 a 3 años no deberían tomar más de 2.000 UI (600 mcg RAE) al día. Los niños de 4 a 8 años no deberían tomar más de 3.000 UI (900 mcg RAE).

Estas son las cantidades máximas consideradas seguras por el Consejo de Alimentación y Nutrición del Instituto de Medicina. No le dé a su hijo un suplemento vitamínico que contenga más de las cantidades recomendadas de vitamina A que su hijo necesita cada día.

Demasiada cantidad de la forma activa de la vitamina A puede causar náuseas y vómitos, dolor de cabeza, mareos, visión borrosa y falta de coordinación muscular. Los efectos a largo plazo incluyen osteoporosis, problemas hepáticos y trastornos del sistema nervioso central.

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