Los expertos:
Tessa van Leeuwen
Rob van Lier
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¿Has pensado alguna vez a qué sabe tu pieza musical favorita? ¿O el color del martes? Si la respuesta es afirmativa, puede que seas un sinestésico. Para las personas con sinestesia, los acontecimientos sensoriales ordinarios, como escuchar música o leer un texto, provocan experiencias que implican otros sentidos, como percibir un sabor o ver un color.
La sinestesia no debe confundirse con las metáforas comunes, como decir que alguien «ve el rojo» para describir la ira. En cambio, las asociaciones sinestésicas son perceptivas, muy específicas e idiosincrásicas, y suelen ser estables desde la infancia. Y existen muchos tipos: Un sabor puede tener una forma, una palabra puede tener un color, los meses del año pueden experimentarse como un conjunto alrededor del cuerpo.
En la población general, el fenómeno es relativamente raro: sólo entre el 2 y el 4 por ciento de las personas lo tienen. Pero hasta el 20 por ciento de las personas con autismo experimentan sinestesia1,2. ¿Por qué dos condiciones relativamente raras se dan juntas con tanta frecuencia?
En los últimos años, los investigadores han descubierto que las personas con sinestesia o autismo comparten muchas características. Los sinestésicos suelen tener sensibilidades sensoriales y diferencias de atención, así como otros rasgos del autismo3,4. Las dos condiciones también comparten patrones de conectividad cerebral y posiblemente genes, lo que sugiere que tienen fundamentos biológicos comunes.
Quedan muchas preguntas: ¿Cuál es la relación entre la sinestesia y los rasgos específicos del autismo? ¿Contribuye la sinestesia a la sensación de sobrecarga sensorial en el autismo? ¿Los individuos autistas que experimentan sinestesia son conscientes de su experiencia perceptiva inusual? El estudio del solapamiento entre la sinestesia y el autismo podría ayudar a responder a estas preguntas y a refinar las hipótesis sobre la base biológica de ambas condiciones.
Paralelos perceptivos:
Una de las primeras pistas de que el autismo y la sinestesia pueden estar relacionados se produjo en 2007, cuando los investigadores publicaron un estudio de caso de un savant autista con sinestesia llamado Daniel Tammet. Tammet ve los números en color y con texturas y formas, y tiene un recuerdo extraordinario: En 2004, recitó de memoria 22.414 dígitos de pi5.
Este caso y otros inspiraron investigaciones más formales sobre un posible solapamiento entre las dos condiciones. Al mismo tiempo, los investigadores empezaron a observar de cerca la alteración del procesamiento sensorial en personas con autismo. En 2013, las alteraciones sensoriales aparecieron como un nuevo criterio de autismo en la recién acuñada quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). Ese mismo año, dos equipos de investigación informaron de una mayor presencia de sinestesia en personas con autismo1,2.
Hasta la fecha, no hay estudios sobre lo contrario: la prevalencia del autismo entre los sinestésicos. Sin embargo, los investigadores han descubierto que algunos rasgos del autismo son inusualmente comunes entre los sinestésicos.
En varios estudios, los investigadores han utilizado un cuestionario llamado Cociente de Autismo para evaluar los rasgos del autismo, como una mayor atención a los detalles o problemas de comunicación, en sinestésicos y controles3,4,6. Los sinestésicos puntúan sistemáticamente más alto que los controles en las medidas de atención a los detalles, pero sus puntuaciones en las habilidades sociales y de comunicación varían. Del mismo modo, los sinestésicos puntúan más alto que los controles en el Cuestionario Sensorial de Glasgow, que evalúa la sensibilidad a la estimulación sensorial. En conjunto, los resultados sugieren que el autismo y la sinestesia se superponen más en los dominios perceptivos y sensoriales que en los sociales.
Los investigadores han encontrado otros paralelismos entre las dos condiciones relacionadas con la percepción. Los individuos autistas tienden a centrarse en los detalles por encima de los patrones globales de una escena o imagen. Por ejemplo, suelen tener un buen rendimiento en una tarea que requiere buscar una forma pequeña dentro de una figura grande y compleja. En dos estudios, los sinestésicos también superaron a los controles en este tipo de tareas3,4. Y en uno de los estudios, los investigadores observaron una gran atención a los detalles visuales entre las personas con sinestesia.
Al igual que las personas autistas, las que tienen sinestesia tienden a tener problemas para ver patrones de movimiento. Por ejemplo, puede que no siempre sean capaces de ver en qué dirección se mueve un grupo de puntos si algunos de ellos se mueven al azar. En un estudio realizado en 2019 con 49 personas con sinestesia y 50 controles, nuestro equipo demostró que las personas con sinestesia necesitan un mayor porcentaje de puntos que se mueven en sincronía que los controles para detectar la dirección general del movimiento de los puntos4.
Nuevas conexiones:
Las similitudes no son solo sensoriales. En 2018, los investigadores informaron de que cuantos más tipos de sinestesia tiene una persona -auditiva, visual, táctil- más alta es la puntuación de esa persona en una prueba de rasgos generales del autismo3. En la población general, las puntuaciones en las pruebas de sinestesia están correlacionadas con las de los rasgos del autismo7. Es más, tal y como sugieren los primeros estudios de casos, la sinestesia está asociada con habilidades de savant en el autismo – por ejemplo, habilidades excepcionales en música, matemáticas, arte o lenguaje8.
El autismo y la sinestesia pueden tener raíces biológicas similares. Ambas condiciones se asocian a veces con una mayor conectividad local -comunicación dentro de un área cerebral o entre áreas cerebrales cercanas- que conectividad global, o comunicación entre partes distantes del cerebro9,10,11. En un estudio no publicado sobre gemelos, un equipo de investigación que incluía a uno de nosotros (van Leeuwen) descubrió que la conexión entre el autismo y la sinestesia estaba determinada principalmente por factores genéticos más que ambientales, aunque nadie ha señalado genes específicos comunes a ambas condiciones. Al mismo tiempo, las experiencias sinestésicas pueden contribuir a las alteraciones sensoriales que afectan a la vida diaria de los individuos con autismo.
Para desarrollar tratamientos para los problemas sensoriales en el autismo, necesitamos identificar a los sinestésicos autistas y estudiarlos. Difundir la idea de que la sinestesia es relativamente común en el autismo puede animar a más personas autistas a autoidentificarse como sinestésicos. Todas las personas con autismo que puedan hacerlo deberían realizar un test de sinestesia online para comprender mejor sus propios problemas y habilidades sensoriales. Es probable que el creciente conocimiento de este solapamiento conduzca a conocimientos que podrían mejorar la vida de los autistas, tanto si experimentan un cruce de sus sentidos como si no.
Tessa van Leeuwen es becaria postdoctoral en el Instituto Donders para el Cerebro, la Cognición y el Comportamiento de la Universidad de Radboud en Nijmegen, Países Bajos. Rob van Lier es profesor de psicología cognitiva en el instituto.