Leucemia mieloide aguda (LMA)

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¿Qué es la leucemia mieloide aguda?

La leucemia mieloide aguda (LMA) es un tipo de cáncer que afecta a la sangre y a la médula ósea. La LMA no es una enfermedad única. Es el nombre dado a un grupo de leucemias que se desarrollan en la línea celular mieloide de la médula ósea. Las células mieloides son los glóbulos rojos, las plaquetas y todos los glóbulos blancos, excepto los linfocitos.

La LMA se caracteriza por una sobreproducción de glóbulos blancos inmaduros, llamados mieloblastos o blastos leucémicos. Estas células saturan la médula ósea, impidiendo que ésta produzca células sanguíneas normales. También pueden pasar al torrente sanguíneo y circular por el cuerpo. Debido a su inmadurez, no pueden funcionar correctamente para prevenir o combatir las infecciones. Un número inadecuado de glóbulos rojos y plaquetas producidos por la médula puede causar anemia, sangrado fácil y/o hematomas.

La leucemia mieloide aguda se denomina a veces leucemia mielocítica aguda, mielógena o granulocítica.

Es posible que haya oído hablar más de este tipo de cáncer de la sangre recientemente después de que el golfista profesional Jarrod Lyle perdiera su dura batalla contra la enfermedad.

¿Qué tipo de LMA tengo?

La LMA se clasifica en ocho subtipos diferentes en función del aspecto de las células leucémicas al microscopio. Cada subtipo proporciona información sobre el tipo de célula sanguínea implicada y el punto en el que dejó de madurar correctamente en la médula ósea. Esto se conoce como el sistema de clasificación franco-americano-británico (FAB).

El actual sistema de clasificación de la Organización Mundial de la Salud para la LMA utiliza información adicional obtenida de técnicas de laboratorio más especializadas, como los estudios genéticos, para clasificar la LMA con mayor precisión. Esta información también proporciona información más fiable sobre el curso probable (pronóstico), de un subtipo particular de LMA, y la mejor manera de tratarla.

Algunos subtipos de LMA se asocian con síntomas específicos, por ejemplo, la leucemia promielocítica aguda (LPA o M3) se asocia con hemorragias y anomalías en la coagulación de la sangre.

¿Cuál es el pronóstico de la LMA?

El factor más importante para predecir el pronóstico de la LMA es la composición genética de las células leucémicas. Algunos cambios citogenéticos se asocian a un pronóstico más favorable que otros. Esto significa que es más probable que respondan bien al tratamiento, e incluso pueden curarse.

Los cambios citogenéticos favorables incluyen: una translocación entre los cromosomas 8 y 21 t(8;21), la inversión del cromosoma 16; inv(16) y una translocación entre los cromosomas 15 y 17; t(15;17). Esta última alteración se encuentra en la leucemia promielocítica aguda (LPA o M3) del subtipo AML. La LPA se trata de forma diferente a otros tipos de LMA y suele tener el mejor pronóstico global.

Otros cambios citogenéticos se asocian a un pronóstico medio o intermedio, mientras que otros se asocian a un pronóstico malo o desfavorable. Es importante señalar que en la mayoría de los casos de LMA no se encuentran cambios citogenéticos de «buen» o «mal riesgo». También se considera que las personas con citogenética «normal» tienen un pronóstico medio.

¿Qué frecuencia tiene la LMA?

Cada año se diagnostican en Australia unas 900 personas con LMA. En general, la LMA es una enfermedad rara, que representa el 0,8% de todos los cánceres diagnosticados, con una tasa de 3,7 por cada 100.000 habitantes.

¿Quién la padece?

La LMA puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en adultos mayores de 60 años. Cada año se diagnostican alrededor de 50 niños (0-14 años) con LMA en Australia. Es más frecuente en los hombres que en las mujeres.

¿Qué causa la LMA?

En la mayoría de los casos, las causas de la LMA siguen siendo desconocidas, pero se cree que es el resultado de un daño en uno o más de los genes que normalmente controlan el desarrollo de las células sanguíneas. Se están investigando continuamente las posibles causas de este daño y se han identificado ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de algunas personas. Estos incluyen la exposición a:

  • dosis muy elevadas de radiación, ya sea de forma accidental (accidente nuclear) o terapéutica (para tratar otros cánceres)
  • productos químicos industriales como el benceno, durante un largo periodo de tiempo
  • ciertos tipos de quimioterapia que tratan otros cánceres
  • algunos trastornos congénitos se asocian al desarrollo de LMA, como el síndrome de Down, el síndrome de Bloom y la anemia de Fanconi. En estos casos, la LMA tiende a desarrollarse en la infancia o la adolescencia. En casos muy raros, la LMA se desarrolla porque un gen anormal se transmite de una generación a otra.
  • Algunas personas con trastornos sanguíneos preexistentes, incluidos ciertos síndromes mielodisplásicos (SMD) y mielofibrosis, anemia aplásica y hemoglobinuria paroxística nocturna, tienen un riesgo superior a la media de desarrollar LMA
  • sustancias cancerígenas en el humo del tabaco.

¿Cuáles son los síntomas de la LMA?

Los principales síntomas de la LMA están causados por la falta de células sanguíneas normales. Dado que la LMA se desarrolla rápidamente, las personas suelen decir que se sienten mal durante un breve periodo de tiempo (días o semanas) antes de que se les diagnostique. Los síntomas comunes de la LMA pueden incluir:

  • Anemia por falta de glóbulos rojos, que provoca cansancio persistente, mareos, palidez o dificultad para respirar cuando se realiza actividad física
  • Infecciones frecuentes o repetidas y curación lenta por falta de glóbulos blancos normales, especialmente neutrófilos
  • sangrado o hematomas aumentados o inexplicables, debido a un recuento de plaquetas muy bajo
  • dolor de huesos, inflamación de los ganglios linfáticos (glándulas), inflamación de las encías, dolor de pecho y molestias abdominales debido a una inflamación del bazo o del hígado.

En ocasiones, las personas no presentan ningún síntoma y la LMA se diagnostica durante un análisis de sangre rutinario. Algunos de estos síntomas descritos también pueden observarse en otras enfermedades, incluidas las infecciones víricas, por lo que es importante acudir al médico para que le examine y le trate adecuadamente.

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Última actualización el 22 de abril, 2020

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