Un estudio que presumiblemente ha implicado cierto grado de ciencia ha descubierto que los gatos no sólo están hambrientos cuando se frotan contra tus piernas y maúllan por la comida – podrían estar psicológicamente perturbados, afligidos, dice un histriónico Telegraph, con una «obsesión por la comida ha llevado al borde de la locura». En otras palabras, agárrense, dueños de gatos, porque su mañana de domingo está a punto de volverse real.
Los investigadores dicen, sin ninguna ironía aparente, que los gatos que muestran demasiada avidez por la comida -gatos que mendigan comida siendo realmente amistosos y solícitos- podrían en realidad estar sufriendo una condición psicológica llamada «comportamiento psicogénico de alimentación anormal», o lo que los observadores menos eruditos solían llamar «muy hambrientos». El principal síntoma que los investigadores han identificado es la «solicitud excesiva de interacciones interespecíficas», pero otros que caen bajo el paraguas de la «agresión relacionada con la comida», es decir, saltar a la mesa y tratar de comer de un plato o comer del plato de otro gato, también son señales de alarma de que un gato tiene una preocupación anormal por la comida.