Middens

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Los middens son basureros prehistóricos. La palabra muladar en arqueología es un término realmente producto de esta disciplina y ya forma parte de su vernáculo cotidiano. Los muladares son uno de los depósitos más útiles para los arqueólogos porque casi todo lo que un grupo de personas utiliza en su vida cotidiana acaba perdiéndose o desechándose, y la mayor parte de lo que se tira acaba en un muladar. Estos depósitos arqueológicos pueden contener de todo, desde herramientas rotas hasta artefactos usados, conchas, materiales vegetales, huesos, carbón y cenizas de incendios, e incluso restos humanos. El contenido de los vertederos indica dónde iba la gente a buscar su comida, qué proporciones de diferentes alimentos componían su dieta y cómo los tipos de alimentos y otros artículos pueden haber cambiado a lo largo de las diferentes estaciones o durante largos períodos de tiempo. La deposición de grasa y otros materiales orgánicos en descomposición procedentes de la habitación humana hace que los suelos de los muladares sean normalmente de color más oscuro y contengan más nitrógeno que los suelos naturales circundantes. Debido a que se asocian comúnmente con la acumulación de conchas de moluscos procedentes del consumo de alimentos, los vertederos suelen denominarse vertederos de conchas, montones de conchas o montones de conchas.

La palabra vertedero deriva de una palabra escandinava que significa restos de cocina y que tradicionalmente se denominaba «kitchen midden», que es una traducción literal de la palabra danesa kokkenmoddinger. Japetus Steen-strup, zoólogo danés, fue el primero en señalar que estos depósitos no eran naturales, sino que eran el resultado de la acumulación de desechos humanos y, por tanto, tendrían interés arqueológico. En 1848, la Real Academia de Copenhague creó una comisión para estudiar estos vertederos de cocina, integrada por el arqueólogo Jens Jacob Asmussen Worsaae, el geólogo Johan Georg Forchhammer y Steenstrup. Sus hallazgos demostraron que estos depósitos de basura podían ayudar no sólo a interpretar las condiciones ambientales del pasado, sino también a comprender los artefactos prehistóricos. También ayudaron a demostrar la viabilidad del «sistema de las tres edades», es decir, la evolución en el tiempo de las herramientas de piedra a las de bronce y luego a las de hierro. Las investigaciones sobre los montones de conchas de moluscos asociados a los yacimientos mesolíticos daneses, y el acalorado debate sobre el origen de estos depósitos, llevaron a Steenstrup a buscar materiales similares en los vertederos de cocina de Groenlandia durante la década de 1870. A diferencia de los yacimientos daneses, estos montones de residuos estaban compuestos principalmente por huesos de foca y caribú. Sin embargo, los artefactos asociados a estos restos de alimentos desechados documentaban varias capas culturales de deposición y la presencia de una cultura ártica temprana, que fabricaba pequeñas herramientas de piedra, que era claramente diferente de los depósitos inuit más recientes.

Coincidiendo con la investigación groenlandesa de Steenstrup, el geólogo estadounidense William Healey Dall comenzó la excavación sistemática de «montones de conchas» estratificados en las islas Aleutianas y los interpretó como tres etapas evolutivas distintas de subsistencia basándose en su composición faunística y en los artefactos recuperados. Al otro lado del Pacífico, se estaban realizando excavaciones en el vertedero de conchas de Omori, cerca de la bahía de Tokio, donde el arqueólogo estadounidense Edward Morse identificó una cerámica marcada con un cordón que ahora se reconoce como una de las cerámicas más antiguas del mundo y se atribuye a la cultura Jomon. En 1902, el arqueólogo alemán Max Uhle excavó un gran vertedero de conchas en Emeryville, en la costa este de la bahía de San Francisco. Uhle pudo determinar dos componentes principales caracterizados en parte por el dramático cambio de ostras a almejas. Desde entonces, se han investigado vertederos de conchas en casi todas las costas, desde las Islas Shetland hasta Sudáfrica y desde Nueva Zelanda hasta Florida.

  1. Dall, W. H. (1877). Sobre la sucesión en los montículos de conchas de las Islas Aleutianas. Contributions to North American Ethnology, 1, 41-91.
  2. Daniel, G. (1976). 150 years of archaeology. Cambridge, MA: Harvard University Press.
  3. Fagan, B. M. (2005). Una breve historia de la arqueología: De la época clásica al siglo XXI. Upper Saddle River, NJ: Pearson Prentice Hall.
  4. Uhle, M. (1907). The Emeryville Shellmound. University of California Publications in American Archaeology and Ethnology, 7, 1-107.
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