¿Has oído hablar del movimiento como herramienta de enseñanza? En algunas escuelas y centros de educación infantil, la enseñanza basada en el movimiento pretende ayudar a los niños a aprender mejor al tiempo que promueve el desarrollo físico, social y emocional. En una época en la que los comportamientos sedentarios aumentan entre los niños y los jóvenes, cualquier esfuerzo por involucrarlos en cualquier movimiento físico es algo positivo.
Cómo beneficia el movimiento al aprendizaje
Las investigaciones sugieren que cuando los niños desarrollan habilidades motoras gruesas como caminar, correr y saltar, también están desarrollando sus capacidades cognitivas. Los investigadores creen que esto se debe a que la principal región del cerebro responsable de las habilidades motoras -el cerebelo- también está conectada con nuestro procesamiento visual, percepción espacial y habilidades cognitivas.
Esto significa que cuando los niños utilizan su cerebro para realizar movimientos físicos, también están ejercitando y desarrollando muchas de las mismas vías neuronales que sirven para el rendimiento cognitivo y viceversa. El movimiento físico también hace que llegue más oxígeno, agua y glucosa a sus cerebros, por lo que también ayuda a su actividad cognitiva.
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Esto describe la teoría básica del movimiento en el aprendizaje. Pero, ¿qué aspecto tiene en la práctica? ¿Y qué pasa con las afirmaciones de que la combinación de asignaturas como las matemáticas y el lenguaje con el movimiento realmente mejora el aprendizaje?
Puedes encontrar profesores en una variedad de escuelas y entornos que utilizan el movimiento en su enseñanza, pero dos modelos educativos en particular son probablemente más conocidos por utilizar el movimiento: Waldorf y Montessori.
El aprendizaje activo en las escuelas Waldorf
La educación Waldorf, también conocida como educación Steiner, fue concebida por el austriaco Rudolf Steiner (1861-1925). El enfoque Waldorf pretende desarrollar las habilidades académicas, artísticas y prácticas de los alumnos de forma integrada, y esto incluye la incorporación del movimiento físico en algunos elementos de la instrucción.
En el entorno de la primera infancia en particular, se sabe que los profesores de las escuelas Waldorf dirigen a los niños en movimientos físicos mientras aprenden contenidos. Por ejemplo, los profesores pueden dirigir a los alumnos en movimientos rítmicos y aplausos mientras cuentan o practican el alfabeto. También se cree que todas las formas de actividad física preparan mejor a los alumnos para cualquier trabajo académico sedentario que pueda realizarse a continuación.
El movimiento en las aulas Montessori
De forma similar a Waldorf, el método Montessori desarrollado por María Montessori (1870-1952) pretende ayudar a los niños a desarrollarse de forma holística: física, social, emocional y cognitivamente. Parte del enfoque incluye la integración del movimiento físico en las actividades diarias de juego y aprendizaje.
Montessori reconoce que el desarrollo temprano de los niños está íntimamente relacionado con el movimiento físico, entendiendo que el movimiento estimula sus cerebros de una manera diferente a cuando están observando y escuchando pasivamente. Se dice que María Montessori escribió: «Uno de los aspectos prácticos más importantes de nuestro método ha sido hacer que el entrenamiento de los músculos entre en la vida misma de los niños para que esté íntimamente conectado con sus actividades diarias.»
También podemos suponer que el cerebelo está involucrado en este proceso-desarrollando activamente aquellas redes neuronales que son comunes a las habilidades motoras, la percepción espacial y los procesos de cognición en el cerebro.
Dato curioso: María Montessori fue nominada tres veces para el Premio Nobel de la Paz por sus innovaciones en la teoría educativa.
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Ejemplos de aulas
Las escuelas Waldorf y Montessori son quizás las más reconocidas defensoras del movimiento en el aprendizaje, pero la misma teoría se aplica cuando los maestros de cualquier descripción en cualquier escuela traen el movimiento intencional en su instrucción. Se puede integrar el movimiento con el aprendizaje a través del juego al aire libre o la jardinería, el juego constructivo, como la construcción con bloques, el juego exploratorio, como el escondite y la búsqueda del tesoro, y el juego funcional, como el lanzamiento de pelotas mientras se aprende vocabulario y se construyen historias, o el baile y el canto para practicar la suma y la resta en matemáticas.
Aunque muchas de las prácticas asociadas con el aprendizaje y el movimiento no son nuevas, la ciencia del cerebro que las respalda es aún relativamente joven. Gracias a las continuas investigaciones sobre el desarrollo del cerebro infantil, es posible que en los próximos años empecemos a ver aún más conexiones entre la actividad física y el aprendizaje.