Pérdida de control de la vejiga – comprensión de la incontinencia urinaria

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La incontinencia se clasifica generalmente como:

Incontinencia funcional
Los pacientes con incontinencia funcional tienen discapacidades mentales o físicas que les impiden orinar con normalidad, aunque el propio sistema urinario esté estructuralmente intacto. Entre las afecciones que pueden provocar incontinencia funcional se encuentran la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.

Incontinencia de urgencia
Las personas que pierden orina tras una fuerte y repentina necesidad de orinar, tienen incontinencia de urgencia. Está causada por una actividad excesiva de los músculos de la vejiga y puede deberse a una serie de condiciones como el estrés mental, daños en los nervios (a causa de la diabetes, un accidente cerebrovascular, una infección u otra condición médica), infecciones, tumores o cálculos en la vejiga. Por tanto, para el tratamiento es esencial una evaluación exhaustiva de las causas subyacentes. La incontinencia de urgencia suele comenzar con la necesidad constante de orinar aunque se pueda retener la orina. Progresa hasta el punto en que ya no se puede controlar la urgencia. La incontinencia de urgencia puede tratarse con medicamentos que ayuden a regular la actividad de la vejiga, así como con ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico y el entrenamiento de la vejiga para alargar los intervalos de micción, con el fin de mejorar la capacidad de la vejiga y reducir la frecuencia.

Incontinencia de esfuerzo
Hasta 1 de cada 5 mujeres mayores de 40 años tiene algún grado de incontinencia de esfuerzo*. Esto ocurre cuando la orina se escapa al toser, reír, estornudar o hacer ejercicio, o cuando hay presión en el abdomen. Se da casi exclusivamente en las mujeres, pero no está relacionada con la edad: muchas mujeres jóvenes y atletas profesionales son propensas a padecerla. La incontinencia de esfuerzo no está relacionada con el estrés emocional, sino con un debilitamiento de los músculos pélvicos y del esfínter. Cuando éstos son débiles, cualquier presión repentina puede empujar la orina fuera de la vejiga. Los ejercicios del suelo pélvico y el fortalecimiento de los músculos pélvicos pueden ayudar.

Incontinencia por rebosamiento
La incontinencia por rebosamiento es especialmente común entre los hombres mayores. La causa, en la mayoría de los casos, es un confinamiento de la uretra debido a un agrandamiento de la próstata relacionado con la edad. Esta afección se denomina hiperplasia prostática benigna (HPB) o hipertrofia prostática benigna. A medida que la próstata aumenta de tamaño, puede comprimir la uretra y afectar al flujo del chorro urinario. Los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) asociados al desarrollo de la HBP rara vez se producen antes de los 40 años, pero más de la mitad de los hombres de sesenta años y hasta el 90% de los de setenta y ochenta tienen algún STUI. A través de la obstrucción de la uretra, la orina se almacena en la vejiga y sobrecarga gradualmente el músculo vesical. Los síntomas varían, pero los más comunes implican cambios o problemas con la micción, como un chorro vacilante, interrumpido y débil; urgencia y fugas o goteo; micción más frecuente, especialmente por la noche; e incontinencia de urgencia. Los problemas para orinar no indican necesariamente una obstrucción causada por el agrandamiento de la próstata. El tratamiento incluye la eliminación de la obstrucción mediante cirugía, vaciado intermitente de la vejiga mediante sondaje o resección de la próstata.

Incontinencia mixta
La incontinencia mixta se refiere a una combinación de incontinencia de esfuerzo y de urgencia. Muchos pacientes experimentan síntomas de ambos tipos. Un examen exhaustivo de las causas es esencial para un tratamiento eficaz.

*(National association for continence (NAFC) (2010))

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