La cultura estadounidense valora la independencia, pero a veces podemos llevarla demasiado lejos.
Para muchos de nosotros, el éxito va de la mano de la autosuficiencia. A menudo se nos dice que se puede conseguir cualquier cosa mediante el trabajo duro, lo que suele implicar un trabajo realizado por uno mismo.
Para quienes se han criado en Estados Unidos, la idea de la independencia puede traer a la mente historias icónicas sobre «individuos rudos»: pioneros, inconformistas o inmigrantes con recursos que construyeron una vida a su manera. Pero aunque la valentía y la perseverancia son rasgos valiosos que nos ayudan a abrirnos camino en la vida, estas historias pueden idealizar la autonomía, inculcando expectativas poco realistas de alcanzar nuestras metas en solitario, y estas narraciones también pasan por alto el hecho de que nos beneficiamos enormemente de la ayuda de los demás.
Las demás personas son fundamentales para nuestro bienestar
Desde los primeros días de nuestra existencia, nuestro estado de dependencia es algo que todos tenemos en común. Biológicamente, es un hecho que los bebés humanos nacen indefensos, incluso antes de que nuestros cráneos estén completamente formados alrededor de nuestros cerebros. Sobrevivimos y prosperamos sólo en la medida en que nuestros padres u otros adultos que nos cuidan satisfacen nuestras necesidades más básicas. Emocionalmente, necesitamos sentir que los demás nos comprenden para dar sentido a nuestra propia experiencia.
Como adultos, nuestra necesidad de los demás es una realidad que tal vez tengamos que trabajar para aceptar. Negarla conlleva consecuencias profesionales y personales. Ser demasiado autosuficiente puede alejarnos de las oportunidades de intercambiar ideas, recibir inspiración y profundizar en las relaciones, todas las interacciones que fomentan el crecimiento.
Nuevas investigaciones sobre la dependencia saludable
Hasta hace poco, los profesionales de la salud mental solían considerar la dependencia como una debilidad. Sin embargo, los trabajos recientes de Robert Bornstein y otros investigadores de la personalidad han reformulado la dependencia como un rasgo que todas las personas comparten. Nuestro estilo de dependencia se sitúa en un espectro: puede ser equilibrado (saludable), o podemos tender a los extremos, buscando demasiada o muy poca ayuda de los demás.
¿Qué es la dependencia saludable? Los estudios demuestran que las personas que manifiestan un mayor equilibrio emocional, satisfacción vital y optimismo sobre el futuro tienen la capacidad de apoyarse en los demás y confiar en ellos a veces, y también de trabajar de forma independiente, según sea necesario.
¿Cuál es el inconveniente de un exceso de independencia?
Los investigadores han descubierto que las personas que evitan pedir ayuda pueden sufrir importantes costes sociales y profesionales. Tienden a evitar buscar la valiosa ayuda de sus educadores o colegas porque involucrar a otros les hace sentir necesitados. Pero al elegir aislarse para sentirse autosuficientes, pueden correr el riesgo de sentirse sin apoyo o deprimidos.
Los beneficios de depender de los demás
Si pedir ayuda no le resulta natural, practique.
Dése la oportunidad de superar su reticencia inicial y experimente. Empiece poco a poco y tómese su tiempo para ver cómo se siente al involucrar a los demás. Puede notar algunos beneficios inmediatos:
- Aligerar su carga. Por decir algo obvio, si está dispuesto a pedir ayuda, sus tareas pueden resultar significativamente más fáciles. Esto puede suponer un enorme alivio.
- Aprender más. Algunas personas son abundantes recursos de conocimiento -pidiendo su ayuda puede crear una oportunidad para aprender mucho más de lo que espera. Muchas personas con experiencia están sorprendentemente dispuestas a compartir su sabiduría acumulada, y encuentran esta interacción gratificante. Mostrar un interés genuino y estar preparado con preguntas enriquecerá el intercambio.
- Aumentar la eficacia mediante la colaboración. Pedir ayuda a otras personas puede conducir a la colaboración. Además de obtener el beneficio de sugerencias que no se le habrían ocurrido de forma independiente, puede encontrar personas dispuestas a ayudar a perfeccionar sus ideas, aumentando así la eficacia de su enfoque.
- Mejorar las relaciones. Pedir ayuda a alguien con amabilidad puede mejorar su relación con esa persona. Puede ser una oportunidad para comunicar confianza y aprecio. Cada vez más, los resultados de investigaciones sólidas revelan que tener una red social de apoyo es un factor consistente en la salud y el bienestar humanos. Algunas culturas, como la japonesa y la india, promueven la interdependencia, entendiéndola como una dimensión importante de la intimidad. Desde este punto de vista, los vínculos relacionales se fortalecen mediante la reciprocidad de los actos de apoyo.
Hay indicios de que nuestra aversión nacional a apoyarse en los demás puede estar cambiando: Por ejemplo, en los lugares de trabajo y en las escuelas, es cada vez más común que los empleados y los estudiantes trabajen en colaboración en equipos. Aunque los procesos de grupo conllevan frustraciones, compartir ideas facilita el uso de las capacidades que ofrecen los demás.
Este es un cambio bienvenido, ya que las investigaciones sobre la dependencia indican que equilibrar la independencia con formas saludables y mutuas de interdependencia realmente ayuda a las personas a sentirse mejor consigo mismas y con sus vidas. La capacidad de confiar en los demás puede ser un componente crucial para el éxito social, profesional y académico; por lo general, lleva a sentirse más, no menos, empoderado.
Amy Smith, MA, es becaria de Psicología Clínica en el Instituto William Alanson White y está completando su doctorado en Psicología Clínica en la Universidad Adelphi.