¿Crees que la anchura de tus caderas depende de tu peso o de tu rutina de ejercicios? También podría verse afectada por tus hormonas. Esa es una de las teorías propuestas por los investigadores que han descubierto recientemente que el tamaño de la pelvis femenina cambia a lo largo de la vida: se ensancha desde la pubertad hasta los 25 o 30 años, y luego se reduce gradualmente a partir de los 40.
En un informe publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el equipo de investigación de Suiza y Bélgica tomó exploraciones por TC de las pelvis de 124 mujeres y 151 hombres de edades comprendidas entre los bebés y los 95 años, y utilizó las imágenes para crear animaciones en las que se examina cómo cambian las caderas a lo largo de la vida (que puede ver cuando se desplace hacia abajo en el estudio completo.)
Estas imágenes les ayudaron a descubrir que, al final de la pubertad, la pelvis femenina media es aproximadamente un 25% más ancha que la pelvis masculina media, lo cual no fue una sorpresa. Pero lo que los investigadores no esperaban encontrar era que las pelvis de las mujeres de 70 años en adelante son un 8% más estrechas que las de las mujeres de mediana edad, lo que indica que la pelvis femenina se estrecha a medida que envejecemos. Siguen siendo más anchas que las de los hombres de la misma edad, pero esto llevó a los científicos a preguntarse por qué la pelvis femenina empezaría a estrecharse.
Considerando que el estrógeno tiene un impacto directo en el desarrollo óseo, plantean la hipótesis de que los niveles de estrógeno señalan diferentes necesidades de la pelvis, por lo que ésta cambia de forma para satisfacerlas. Por ejemplo, cuando los niveles de estrógeno aumentan después de la pubertad, hacen que la pelvis se ensanche hasta alcanzar su máxima amplitud entre los 25 y los 30 años, los años de máxima fertilidad, para facilitar el parto de los bebés humanos, cuyas grandes cabezas necesitan ese espacio extra cuando son empujadas a través del canal de parto. Luego, cuando los niveles de estrógeno empiezan a disminuir a los 40 años, esto hace que la pelvis se estreche, posiblemente para ayudar a dar soporte estructural a los órganos internos abdominales y pélvicos (como el útero y la vejiga), dando más estabilidad que el tejido muscular envejecido por sí solo. Esta teoría aún debe probarse, pero es una idea intrigante que insinúa que el estrógeno puede desempeñar más funciones en nuestras vidas que aún no hemos descubierto.