«El problema de las etiquetas es que llevan a los estereotipos y los estereotipos a las generalizaciones y las generalizaciones a las suposiciones y las suposiciones a los estereotipos. Es un círculo vicioso, y después de dar un montón de vueltas acabas creyendo que todos los veganos sólo comen repollo y que a todos los gays les gustan los musicales.» Ellen DeGeneres
Las etiquetas influyen en nuestra percepción de las cosas, pueden influir en la forma en que abordamos y resolvemos los problemas y, como resultado, influyen en el resultado del problema. Cuando un padre etiqueta a su hijo como «inteligente» o «lento», la mayoría de las veces el niño acaba dándole la razón. Se podría argumentar que tal vez sea cierto que el niño es lento por sus malas notas en la escuela, pero ser lento en una cosa no significa necesariamente que uno sea lento en todo lo demás. ¿No tenemos todos nuestros puntos fuertes y débiles?
Algunos santos fueron una vez pecadores, algunos pecadores fueron una vez santos, algunos criminales fueron una vez ciudadanos respetuosos de la ley y viceversa.
Lo que olvidamos, es que no todos empezamos en el mismo lugar. Algunos comienzan pobres y terminan ricos, otros comienzan ricos y terminan pobres, algunos permanecen igual materialmente. Aunque todos los humanos somos iguales, la vida no nos ha concedido las mismas oportunidades. Así son las cosas.
También olvidamos que no queremos las mismas cosas en la vida, y eso está bien. Algunas personas quieren ser ricas y famosas, otras sólo quieren estar cómodas y mantener a sus familias, otras quieren cumplir con los estándares sociales de belleza, otras sólo quieren estar sanas independientemente de su aspecto físico.
Somos criaturas muy complejas. Nuestras diferencias son las que hacen que el mundo sea hermoso y que merezca la pena explorarlo. Las etiquetas nos hacen un flaco favor; no pueden captar el complejo y dinámico espíritu humano.
Si no tenemos cuidado, las etiquetas que nos han puesto y aceptado pueden restringir nuestro comportamiento y confinarnos en las características que se perciben como socialmente aceptables para la etiqueta dada. Cuando interiorizamos estas etiquetas, nos convertimos en prisioneros de nuestra propia creación.