El hígado inflamado o la hepatomegalia es una enfermedad que debemos tener en cuenta. Sucede cuando sufrimos una inflamación en el hígado y este aumenta de tamaño. Esto ocasiona unos síntomas que vale la pena conocer.
En este artículo de detallamos más sobre este trastorno. Sus características, pruebas diagnósticas y consejos. ¡Sigue leyendo!
Por qué podemos sufrir de hígado inflamado
Para empezar, el hígado cumple funciones básicas y esenciales en nuestro cuerpo. Sintetiza vitaminas, elimina toxinas, filtra, depura elementos nocivos, regula los niveles de aminoácidos y las grasas, etc.
Estas son acciones muy importantes que garantizan el buen funcionamiento de nuestro organismo y que dispongamos de una buena calidad de vida. Pero, en ocasiones, por el simple de hecho de cumplir tantos procesos, hace que algún elemento acabe dañándolo. Y esto altera su finalidad.
En ocasiones son virus o bacterias los que producen un hígado inflamado. Otras veces se debe a una mala alimentación, excesivas grasas, alcohol, comida industrial. También los medicamentos pueden provocar que suframos una hepatomegalia. Así que vale la pena cuidarnos y conocer cuáles son sus síntomas asociados.
Síntomas del hígado inflamado
Síntomas parecidos a una gripe
En primer lugar, durante los primeros días de tener el hígado inflamado es habitual sentir los mismos síntomas que si tuviéramos una gripe. Un cansancio muy agudo, décimas de fiebre, dolor muscular, ganas de vomitar, etc.
No obstante, a medida que pasan las cosas el pronóstico no mejora. Al contrario, nos sentimos peor. Esto nos debe hacer sospechar que no es una simple gripe.
Hinchazón del abdomen
Al tratarse de una inflamación, es habitual que notes tu tripa más hinchada y dura. Además, esta molestia irá acompañada de dolor en el abdomen.
Además, cada vez que acabes de comer, tendrás una sensación muy molesta al sentirte muy llena, muy pesada e incómoda. Sentirás náuseas y tus digestiones serán bastante lentas. Si es algo que se repite sin causa aparente, puede ser otra posible pista.
Problemas intestinales
En tercer lugar, podemos establecer una relación entre el intestino y el hígado como indica este estudio. La flora bacteriana intestinal tiene un estrecho vínculo con el hígado.
Un hecho bastante común al tener el hígado inflamado es ir al baño y ver cómo tus heces han cambiado de color. Son más blancas. Esto se debe a la inflamación originada por un virus. Respecto a la orina, nos dicen los médicos que es frecuente notarla de un tono más oscuro.
Mal sabor de boca
El hígado también se manifiesta en nuestro paladar. En este sentido, el hígado inflamado nos puede hacer notar un sabor como metálico o amargo.
No acabas de percibir el sabor natural de la comida y todo tiene de pronto una sensación molesta en tu paladar. Tanto, que te quita las ganas de comer. Notas además que tienes mal aliento. que pierdes el apetito y que notas la boca seca. Es muy característico.
Dolor y malestar
Además del cansancio del que ya te hemos hablado, es común sentir un dolor muy incómodo debajo de las costillas. Se trata del hígado que, más grande de lo normal, empuja las costillas.
Es una sensación como de tener una placa caliente alrededor de nuestro abdomen. Algo que hace que pierdas las ganas por hacer cosas, que te sientas más cansado y con más sueño.
Tono de piel
Uno de los síntomas que deben ponernos de inmediato sobre alerta es si nuestra piel o nuestros ojos adquieren de pronto un tono amarillento (se denomina ictericia). Este color siempre nos señalará al hígado.
En concreto, este color es ictericia. Es un síntoma claro de que nuestro hígado está enfermo, así que acude de inmediato a tu médico.
Pruebas para diagnosticar el hígado inflamado
No te preocupes, ya que la mayoría de los problemas hepáticos tienen tratamiento y puedes recuperarte. En general, lo que hará nuestro médico en primer lugar es palpar nuestro abdomen para notar esa hinchazón.
Después nos pedirá una radiografía abdominal para ver si se ha producido un agrandamiento del hígado o no. También es posible que nos hagan una ecografía abdominal, una prueba que tampoco es molesta ni dolorosa.
Para acabar, la última fase por la que puedes pasar para obtener un diagnóstico claro es una resonancia magnética del abdomen. Aquí se necesitará introducirte un líquido de contraste mediante una inyección. Pero, como te decimos, la medicina hoy en día dispone de buenos tratamientos para resolver tu inflamación en el hígado.
Consejos para tratar un hígado inflamado
Además del tratamiento que nos prescriban los médicos, en casa podemos seguir unas sencillas pautas que te serán de gran ayuda para restablecerte. Toma nota:
- Consume más fibra, más líquidos, jugos naturales y licuados de vegetales.
- Evita carnes rojas, leche, grasas y comidas con muchos sazonados o productos químicos.
- Infusión de cardo mariano: Pocas plantas medicinales son tan adecuadas para tu hígado inflamado como el cardo mariano. Lo cura, lo desintoxica, regenera su células y lo desinflama. Puedes encontrarlo en tiendas naturales, tanto en comprimidos como en bolsitas listas para infusión. Tómalo todos los días y te hará sentirte mejor.
- Té verde: Ya sabes que el té verde es esa infusión henchida de increíbles propiedades para nuestra salud. Es digestivo, diurético, desinflamante, rico en antioxidantes y muy adecuado para tomarlo todas las tardes. No pierdas la oportunidad.
- El diente de león: ¿Ya lo tienes en casa? Es una de las plantas esenciales para desintoxicar el hígado y para cuidarlo. Es como un bálsamo que este órgano agradece todos los días después de comer. No lo dudes, es un remedio sencillo que te hará mucho bien.
Debes estar siempre atento a las señales de tu cuerpo para detectar cualquier problema que afecte al hígado. No obstante, no olvides que será siempre el médico quien realizará el diagnóstico y tratamiento.