Por Marijke Vroomen Durning, RN
La contractura de una articulación tras la amputación de una extremidad es una complicación común, que afecta a entre el 3% y el 5% de las amputaciones de extremidades inferiores, y puede comenzar a los pocos días del procedimiento. Cuando se asocian a la pérdida de la extremidad, las contracturas se producen con mayor frecuencia en las articulaciones más cercanas a la amputación, por ejemplo, la cadera en el caso de una amputación transfemoral (por encima de la rodilla, o AKA) y la rodilla en el caso de una amputación transtibial (por debajo de la rodilla, o BK). Es comprensible que el cuidado de la herida quirúrgica y el tratamiento del dolor sean lo más importante después de una intervención quirúrgica tan importante, pero la prevención de las contracturas también debe ser una consideración postoperatoria inmediata para maximizar la movilidad potencial del paciente después de la amputación.
Por qué se producen las contracturas
Cuando se extirpa una extremidad, la articulación situada por encima de la misma ya no está sometida a la tracción de los músculos y tendones de la extremidad y la articulación tira naturalmente hacia arriba o hacia dentro. Como resultado, las contracturas pueden comenzar cuando los pacientes aún se están recuperando y están en reposo en cama, con acceso limitado a los ejercicios de amplitud de movimiento. «Todos los pacientes tienen probablemente un poco de contractura», dice Robert Burcham, protésico titulado y amputado transfemoral. Basándose en su práctica, Burcham calcula que aproximadamente 9 de cada 10 personas con amputaciones transfemorales tienen algún grado de contractura. Desgraciadamente, no muchos pacientes son conscientes de esta posibilidad, lo que probablemente sea la razón por la que es tan común, dice.
Prevención de las contracturas
La prevención de las contracturas mediante la enseñanza de ejercicios articulares puede comenzar antes de la cirugía. Sin embargo, muchos de los que pierden las extremidades están bastante enfermos o se enfrentan a múltiples problemas médicos, lo que hace imposible las instrucciones preoperatorias. Esto significa que el fisioterapeuta debe intervenir lo antes posible después de la cirugía, tanto para la educación como para los ejercicios. El estiramiento y la colocación de la articulación es primordial en los cuidados postoperatorios, pero también es importante animar al paciente a mover la articulación a lo largo del día como lo haría durante la actividad normal. El reposo en cama, que suele incluir sentarse con la cabecera de la cama levantada varios grados, contribuye a las contracturas. Mover a un paciente de la cama a una silla de ruedas o a una silla de cabecera puede producir efectos similares.
Hay muchos ejercicios que se pueden hacer aparte de los ejercicios de amplitud de movimiento. He aquí algunos ejemplos: