Las fracturas abiertas se producen cuando la piel se rompe y permite que los extremos fracturados del hueso queden expuestos al entorno exterior. Las fracturas abiertas son muy graves y requieren la atención médica de un cirujano ortopédico lo antes posible. Estas fracturas son más complicadas de tratar que las fracturas cerradas, porque tienen un mayor riesgo de infección y de no unión, como se describe a continuación.
Infección: Cuando el hueso está expuesto al entorno exterior, puede contaminarse con bacterias que causarán una infección. Debido a esto, los pacientes con fracturas abiertas deben recibir antibióticos lo antes posible. Además, deben someterse a una intervención quirúrgica urgente durante la cual se debe ampliar la herida de la fractura abierta y limpiar a fondo la piel, el músculo y el hueso circundantes. Debe extirparse cualquier tejido que haya perdido su riego sanguíneo como consecuencia del accidente.
Nonunión: Cuando un hueso se fractura, se liberan ciertas sustancias químicas en el coágulo de sangre que se forma alrededor de la fractura. Esto, en última instancia, dirige al cuerpo a curar la fractura mediante la formación de nuevo hueso en la zona. En las fracturas abiertas, gran parte de esta materia de curación se pierde o es arrastrada. Además, pueden perderse segmentos de hueso a través de la herida. Por lo tanto, es menos probable que estas fracturas se curen. Las fracturas que no cicatrizan se denominan no uniones. Si la fractura no se cura, requerirá una cirugía adicional.
Por último, en las fracturas abiertas graves, el daño a la piel o al músculo que cubre un hueso puede ser lo suficientemente extenso como para que el hueso quede expuesto. En estos casos, puede ser necesario que un cirujano plástico participe en su cuidado para transferir tejido que cubra de nuevo el hueso.