Abstract
La dermis (syn : cutis) es, con mucho, la capa más gruesa de la piel y supone aproximadamente el 7% del peso corporal. Su tejido conjuntivo es especial por su estructura y porque alberga muchos pequeños órganos independientes, los pelos y las glándulas sudoríparas, denominados en conjunto «apéndices de la piel». Al igual que otros tejidos conectivos, la dermis parece al principio una malla de fibras de colágeno interconectadas, fibras elásticas y una sustancia subterránea intersticial rica en proteínas y glicosaminoglicanos (GAG). La mayor parte del colágeno está formada por el ensamblaje a intervalos regulares de fuertes fibrillas (grosor: 20 a 100 nm) separadas por proteoglicanos, dispuestas en haces interconectados y formando una red sin extremos libres detectables. Las fibras elásticas tienen un esqueleto fibrilar compuesto por fibrilina (tipo 1 y 2) (espesor : 1,0 a 1,3 nm) y otras proteínas fibrilares (fibulina, proteína fibrilar asociada a las microfibrillas, MAFP), en cuyo centro se deposita una sustancia amorfa, la elastina. Se entrelazan con las fibras de colágeno. Los colágenos fibrilares y las fibras elásticas están incrustados en un gel viscoso (la llamada sustancia básica) formado por colágenos no fibrilares, proteoglicanos (asociación de proteínas y glicosaminoglicanos) y glicoproteínas asociadas a las microfibrillas (MAGP). Todos estos componentes de la dermis son sintetizados por los fibrocitos (también llamados fibroblastos aunque son células maduras) que son abundantes en los tejidos jóvenes pero escasos en los viejos. Finalmente se retiene una cantidad importante de agua debido al alto poder higroscópico del POP. El examen microscópico o ecográfico revela dos tipos de tejido conjuntivo dérmico según su estructura y localización: la dermis papilar/subpapilar y adventicia de 20 a 100 µm de ancho, y la dermis reticular (o corion) de diez a veinte veces más gruesa.