A diferencia de la ketamina, el óxido nitroso tuvo pocos efectos secundarios. Los beneficios duraron desde 24 horas hasta una semana completa en algunas de las 10 personas del estudio. Hay que investigar mucho más sobre la seguridad y la eficacia del óxido nitroso, pero Manevitz dice que es prometedor.

«Para las personas que están en la desesperación o crisis suicida, puede, como la ketamina, aliviar temporalmente a esa persona y actuar como un puente hasta que otros tratamientos comiencen a funcionar», dice.

Botox. Más conocido por borrar temporalmente las arrugas del ceño y las patas de gallo, la onabotulinumtoxinaA (Botox) ha despertado recientemente el interés como medio novedoso para levantar la depresión mayor. La teoría es sencilla: Si no se frunce el ceño, no se está triste. Y algunas investigaciones lo han confirmado.

Una sola inyección de Botox en los «músculos del ceño» de la cara proporcionó un alivio duradero de los síntomas de la depresión, según un estudio publicado la primavera pasada en el Journal of Psychiatric Research. Otro estudio descubrió efectos similares tras las inyecciones de Botox en las líneas del ceño alrededor de las cejas. Sin embargo, quedan muchos interrogantes.

«El Botox es muy interesante, y la mejor evidencia es como complemento de los antidepresivos, pero ¿qué está pasando?», se pregunta Kramer. «¿Es realmente una retroalimentación al cerebro, que si no puedes fruncir el ceño, te sientes más resistente? O es que la gente responde a usted de manera diferente?»

Medicamentos antiinflamatorios. La inflamación se ha relacionado con la depresión desde hace varios años, dice Brown. Una reciente revisión de estudios, publicada en JAMA Psychiatry, respalda aún más la conexión. Los investigadores descubrieron que analgésicos como el celecoxib, el ibuprofeno y el naproxeno reducían los síntomas de la depresión. Otra clase de fármacos antiinflamatorios, denominados inhibidores de citoquinas, también mostraron algunos beneficios.

Los autores de la revisión califican sus hallazgos de «prueba de concepto», lo que significa que sus resultados son lo suficientemente sólidos como para animar a seguir investigando. Otro estudio reciente informa de que los ácidos grasos omega-3, que tienen propiedades antiinflamatorias, ayudaron a tratar la depresión vinculada a la hepatitis C crónica.

«Si realmente se pudieran tratar los síntomas de la depresión en esta línea, sería interesante», afirma Kramer. «Algunos de los antidepresivos son también antiinflamatorios, y algunas personas han pensado que tal vez sea sólo una coincidencia que actúen sobre la serotonina y la norepinefrina, y que el verdadero efecto sea antiinflamatorio.»