Coloración variada, suelen tener una coloración dorsal similar a la del sustrato en el que viven, lo que sumado a la textura de su cuerpo, le da un muy buen camuflaje en el suelo. La coloración va desde el amarillento, color arena, marrones claros, grises hasta el naranja, rojizo, rosado, etc. Desde individuos con muchas manchas hasta otros con una coloración más suave o uniforme. Sobre el color base, y dependiendo del individuo, aparecen manchas más oscuras, que suelen ser cuadrangulares, algo redondeadas o en forma de barras transversales, presentes tanto en la zona dorsal, donde son más grandes, como en la lateral, donde son más pequeñas y a menudo menos numerosas. Algunos individuos muestran patrones muy llamativos y complejos, incluso con líneas y manchas azuladas. Los animales juveniles suelen tener diseños más llamativos y contrastados.
En la cabeza, suelen mostrar una banda oscura post-ocular (desde el ojo hasta la comisura de la boca). La lengua, sobre todo en los juveniles, puede ser tricolor (negro, rojo, blanco).
Escalas ventrales de color claro (blanco, crema).
Cola corta, cuya punta puede ser oscura, incluso negra.
Su dentición es solenoglífica, como en el resto de la familia Viperidae, es decir, tiene dos colmillos delanteros largos y estriados para la inyección de veneno en las presas que captura. Veneno hemotóxico, con acción citotóxica (Gruber, U., 1993; Martínez del Mármol et al., 2019).
Las hembras suelen ser más grandes que los machos (Schleich et al., 1996).
La mayoría tienen cuernos que la convierten en una especie inconfundible. En el caso de los individuos sin cuernos, con la especie que más se puede confundir es Cerastes vipera, siendo fundamental para la determinación de la especie la ubicación de los ojos, a los lados en Cerastes cerastes, y casi en la parte superior de la cabeza para Cerastes vipera (Martínez del Mármol et al., 2019).
Ecología y hábitos
Su actividad es principalmente nocturna, sobre todo en los meses más cálidos, pero también es posible observar individuos termorreguladores (a menudo semiocultos entre las rocas o en grietas) o activos durante el día, sobre todo en las primeras horas de la mañana (Gruber , U., 1993; Schleich et al., 1996; Martínez del Mármol et al., 2019). Cuando se pone el sol, sale del refugio y se desplaza con sus particulares movimientos sinuosos laterales, dejando marcas muy características en la arena, alargadas y estrechas, separadas y paralelas entre sí, muy similares a las de la víbora avicena (Cerastes vipera).
Se han observado huellas en la arena, debidas a los movimientos de esta especie, de cientos de metros de longitud, al atardecer (B. Rebollo & R. León, obs. pers.). Y hay referencias de movimientos de más de medio kilómetro en una noche (Schleich et al., 1996)
En general, su estrategia de caza es al acecho, emboscándose entre las rocas, cerca de la vegetación, etc. para esperar el paso de una presa potencial. Suponemos que deben utilizar la estrategia denominada «señuelo caudal», en la que la serpiente estando oculta, agita su cola como un gusano, para atraer a ciertas presas como saurios o aves (esta estrategia ya es conocida en otras especies del género; Heatwole y Davison 1976; Schweiger 2012). El color de la punta de la cola, suele ser diferente al del resto del cuerpo. Pueden pasar mucho tiempo esperando a que una presa esté lo suficientemente cerca, momento en el que ataca con un movimiento muy rápido, y al morder a la presa, le inyecta una dosis de veneno. Una vez que la presa ha sucumbido, la serpiente comienza a tragársela.
Existen observaciones de un individuo juvenil (siguiente fotografía), que permaneció en posición de emboscada, totalmente inmóvil, durante toda la noche, camuflado, con la cola de color negro aparentemente preparada para poder atraer a una presa, y varias horas después del amanecer, continuaba en la misma posición (B. Rebollo & R. León, obs. pers.). También se observa que busca activamente las presas (Schleich et al, 1996).
Su espectro alimenticio abarca desde pequeños mamíferos y reptiles, hasta aves e incluso invertebrados. Entre los reptiles se encuentran saurios de los géneros Ptyodactylus, Stenodactylus, Trapelus, pequeños Uromastyx, Scincus, Acanthodactylus, Mesalina, pequeños Varanus griseus, etc. Algún caso de ofidiofagia: depredación de una serpiente Moila (Rhageris moilensis). Entre las aves algunas como las del género Motacilla, Phylloscopus, Lanius, Ammomanes y Luscinia. Mamíferos de los géneros Psammomys, Meriones y Gerbillus (Schleich, 1996) (.). Otros géneros minoritarios serían Rattus y Mus (Schleich et al., 1996; Barnestein, et al., 2013; G. Martínez del Mármol & R. León, Pers. Obs).
Entre sus depredadores se encuentran el culebrera europea (Circaetus gallicus), un águila especializada en la depredación de ofidios, el erizo del desierto (Paraechinus aethiopicus), el zorro de Rüppell (Vulpex rueppelli), y entre los reptiles, el lagarto monitor del desierto (Varanus griseus).
Ante una amenaza, la serpiente intentará pasar desapercibida, permaneciendo inmóvil y confiando en su camuflaje. Si es descubierta, huirá rápidamente a un refugio. Si no tiene otra opción, y tiene que enfrentarse a un depredador, adoptará una posición defensiva, en la que coloca el cuerpo en varios bucles en forma de «S». Hinchará el cuerpo para simular que es más grande, resoplará e incluso rozará con los movimientos del cuerpo, las escamas de los lados de su cuerpo, fuertemente encogidas, produciendo un sonido de advertencia bien audible (estridulación). Si es necesario, dará mordiscos defensivos. No es infrecuente que muchas especies de víboras realicen las llamadas mordeduras secas, en las que muerden como advertencia o para intentar salvar la vida ante una amenaza, pero en las que no inyectan veneno (Chafiq et al., 2016). Su camuflaje también sirve para eludir a los depredadores. Tiene la capacidad de enterrarse realizando movimientos coordinados del cuerpo, para desaparecer bajo la arena.
Distribución, hábitat y abundancia
Cerastes cerastes tiene una amplia distribución en zonas desérticas de África como Marruecos, Mauritania, Argelia, Níger, Malí, Chad, Sudán, llegando hasta Egipto y la Península Arábiga (Bons y Geniez, 1996; Martínez del Mármol et al, 2019).
En Marruecos, está presente en muchos tipos de ecosistemas desérticos, y se distribuye por la franja presahariana y gran parte del Sahara atlántico, pero evita las zonas costeras y las grandes formaciones dunares, donde está ausente o es rara (Geniez et al ., 2004; Crochet et al, 2015; Martínez del Mármol et al., 2019).
Respecto al hábitat de la especie, parece mostrar bastante amplitud ecológica, ya que se encuentra en zonas de dunas con vegetación, zonas de dunas con rocas, desiertos pedregosos (regs), zonas pedregosas con vegetación dispersa, hamadas, etc. (Geniez et al., 2004; Martínez del Mármol et al., 2019).
Respecto a su abundancia, se suele señalar que es seguramente una de las víboras más comunes en las zonas desérticas de Marruecos (Geniez et al., 2004; Martínez del Mármol et al., 2019).
Sus amenazas y problemas de conservación son los mismos que los de muchos otros pequeños animales en sus hábitats. Por un lado, la pérdida o cambios en su hábitat debido a la construcción de infraestructuras y otras causas. Los accidentes de tráfico son muy frecuentes, así como la caída de numerosos individuos en trampas artificiales como charcas, fosas o aljibes. La recolección tanto por parte del tráfico ilegal, para mantenerla como mascota exótica en terrariofilia, como por parte de los cazadores tradicionales de serpientes (Aïssaouas) para exhibirlas en espectáculos, en plazas de ciudades como Marrakech, también suponen una importante disminución de las poblaciones de esta especie.