Tenemos categorías para describir nuestras percepciones del gusto, los colores y los sonidos. Pero las cosas no están tan claras cuando se trata de nuestro sentido del olfato. Para superar esta sorprendente limitación, un equipo de investigadores ha propuesto una lista de 10 olores básicos.
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De hecho, lo tenemos todo preparado cuando se trata de describir el funcionamiento de nuestros otros sentidos. Nuestras 100.000 papilas gustativas provocan cinco sensaciones diferentes: dulce, amargo, ácido, salado y umami (palabra japonesa que designa un agradable sabor salado, pero distinto del salado puro). Cuando hablamos de la visión, somos capaces de distinguir entre las longitudes de onda refiriéndonos a ellas por el color, como el rojo, el verde y el amarillo. Y cuando se trata del sonido, podemos hablar de timbre, rango dinámico y respuesta en frecuencia.
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La percepción del olor
Pero hasta esta nueva investigación, los científicos eran incapaces de explicar las cualidades perceptivas características de la olfacción, nuestro sentido del olfato.
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El sentido del olfato se produce a través de la estimulación de células especializadas en nuestras fosas nasales – células que son similares a las células sensoriales de las antenas de los invertebrados. El sistema olfativo humano funciona cuando las moléculas odorantes se unen a sitios específicos de los receptores olfativos, que sirven para detectar la presencia de olores.
Y todo confluye en el glomérulo, una estructura que transmite señales al bulbo olfativo, una parte del cerebro situada directamente encima de la cavidad nasal y debajo del lóbulo frontal. El resultado final es la experiencia subjetiva que llamamos olor.
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Como todos sabemos, los olores pueden ser ricos y complejos. Y tenemos muchas formas de describir los olores (por ejemplo, ahumado, dulce, picante, etc.). Pero lo que no hemos hecho es crear una lista definitiva que organice los olores en sus categorías básicas, o esenciales.
Perfiles de olor
Para superar esta limitación, un equipo de investigación formado por Jason Castro, Arvind Ramanathan y Chakra Chennubhotla analizó 144 olores diferentes para ver si podían identificar perfiles de olor consistentes. Estos 144 olores procedían de un «atlas» olfativo creado en 1985 en el Instituto de Ciencias Olfativas de Park Forest (Illinois).
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Para ayudarles en su tarea, los investigadores utilizaron técnicas estadísticas avanzadas (una técnica matemática denominada factorización de matrices no negativas) para desarrollar un enfoque para la descripción sistemática de los olores. Los investigadores compararon el proceso con la compresión de datos digitales cuando se reduce el tamaño de un archivo de audio o imagen digital; los elementos básicos se conservan con un gasto mínimo en la calidad o la esencia.
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Su análisis demostró que el espacio olfativo es muy dimensional: 10 dimensiones para ser exactos.
Son las siguientes:
- Fragantes (por ejemplo, flores y perfumes)
- Frutales (todas las frutas no cítricas)
- Cítricos (por ejemplo, limón, lima, naranja)
- Amaderados y resinosos (por ejemplo, pino o hierba recién cortada)
- .pino o hierba recién cortada)
- Químicos (p. ej., amoníaco, lejía)
- Dulces (p. ej., chocolate, vainilla, caramelo)
- Menta y hierbabuena (p. ej. eucalipto y alcanfor)
- Tostado y de frutos secos (p. ej., palomitas de maíz, mantequilla de cacahuete, almendras)
- Picante (p. ej., queso azul, humo de cigarro)
- Podrido (p.p. ej. carne podrida, leche agria)
Los dos últimos elementos, picante y descompuesto, obtienen una especie de metacategoría propia, que los investigadores describen como «repugnante.»
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Otros aromas, como el pan horneado o el café recién hecho, son amalgamas de dos o más de estos 10 elementos.
¿Huele a pescado?
Este estudio es ciertamente interesante y útil, pero falla en varios aspectos.
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En primer lugar, estamos hablando de algo que es muy subjetivo. Tomemos como ejemplo el picante, un olor que los científicos situaron en la categoría de «enfermizo». Aunque es fuerte y penetrante, no es necesariamente un olor desagradable. Es más, nuestra apreciación y comprensión de los olores está inculcada culturalmente y es el resultado de procesos como el desarrollo de un «gusto adquirido» por algo.
Además, los 144 olores considerados por los científicos proceden de una muestra muy pequeña. Y, de hecho, los científicos lo reconocen en su artículo, sugiriendo que los futuros estudios deberían ampliar el alcance de los datos.
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Por último, el estudio no distinguió entre las influencias perceptivas y cognitivas en la organización del espacio olfativo humano. Esto ayudaría a aliviar algunos de los problemas de subjetividad inherentes al estudio al mostrar las diversas respuestas autónomas implicadas en la olfacción.
Lea el estudio completo en PLoS One: «Categorical Dimensions of Human Odor Descriptor Space Revealed by Non-Negative Matrix Factorization».
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