Descripción del caso: Un perro fue remitido para su tratamiento tras la ingestión de cloro granulado de disolución rápida destinado a su uso en una piscina.

Hallazgos clínicos: En la evaluación 18 horas después de la ingestión de los gránulos, el perro tenía taquipnea, signos de depresión, aproximadamente un 5% de deshidratación, mucositis oral y tos productiva. Se auscultaron sonidos del tracto respiratorio aumentados y sibilancias en todos los campos pulmonares. El recuento sanguíneo completo reveló eritrocitosis y linfopenia. Los análisis bioquímicos séricos revelaron actividades ligeramente elevadas de las enzimas hepáticas y de la creatina quinasa. Las concentraciones de gases en sangre arterial eran compatibles con hipoxemia e hiperventilación. La radiografía torácica reveló infiltrados alveolares pulmonares generalizados que afectaban predominantemente a las porciones ventrales de ambos pulmones, consistentes con un edema pulmonar no cardiogénico secundario a la aspiración del cloro granulado.

Tratamiento y resultado: El tratamiento inicial incluyó la administración intravenosa de una solución electrolítica con KCl suplementario, ranitidina, furosemida, cefotaxima, buprenorfina y oxígeno suplementario. El tratamiento posterior incluyó la administración de meloxicam y una sonda de gastrostomía percutánea colocada por vía endoscópica. El examen endoscópico reveló una esofagitis y una gastritis leve, por lo que también se administró metoclopramida y sucralfato. Quince días después, se retiró la sonda de gastrostomía antes del alta; el examen endoscópico reveló una mucosa esofágica y gástrica groseramente normal, y la radiografía torácica reveló una resolución completa de las lesiones pulmonares.

Relevancia clínica: Aunque la ingestión de cloro granulado es poco frecuente en pacientes veterinarios, los procesos patológicos resultantes son comunes y pueden tratarse con éxito.