El significado de santidad en la biblia tiene que ver con el aspecto moral y está referencia el decoro y rectitud hacia Dios. La biblia enseña a los cristianos a que deben reproducir la santidad de Dios en sus propias vidas con la ayuda del Espíritu Santo.
Se trata del seguimiento de un ideal religioso y se asocia con el acercamiento que se tiene a Dios y de lograr una relación estrecha con éste para formar un carácter más auténtico y realmente cristiano.
La santidad además está relacionada con nuestra vida cotidiana, donde se debe poner en práctica ese valor cristiano en la familia y dentro del matrimonio. De esta manera el creyente se gana el respeto de los demás.
Significado de santidad en la biblia
En la biblia, desde el éxodo se hace énfasis en el concepto de santidad, donde Dios es exaltado por su santidad y es precisamente ésta lo que caracteriza las acciones, promesas y palabras. Además los lugares se santifican solo por la presencia de Dios. Tal como se puede apreciar en la siguiente cita bíblica: «Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es»
En este sentido es importante resaltar diferentes aspectos dentro que definen el significado de santidad en la biblia, tales como:
1.- El nombre de Dios «Jehová»
El principal rasgo de santidad lo tiene el nombre de Dios » Jehová», tal como se puede apreciar en esta cita: «Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVÁ» (Éx 39:30 )
En este sentido la representación máxima de la santidad le pertenece a Jehová y es superior a todos los demás. Y la palabra «Santísimo» denota la excelencia y majestad.
Dicha lámina era nombrada como «la santa señal de dedicación», lo cual revelaba que el sumo sacerdote estaba apartado debido a un servicio de santidad especial. Esto lo podemos presenciar en la siguiente cita: «Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ»(Éx 28:36)
En este sentido, el nombre de Dios es sagrado y se encuentra apartado de toda blasfemia. Jehová debe ser tenido como santo, santificado sobre todos los demás, y la falta de respeto a su nombre merece la pena de muerte:
«Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan. «Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación» (Le 24:11-14)
Así que Jehová Dios es quien ha dado origen a todos los principios y leyes justos, y representa a toda santidad, así que cualquier persona o cosa que sea santa llega a serlo debido a estar relacionada con él y su adoración.
Nadie tiene la capacidad de tener sabiduría y entendimiento al menos que posea discernimiento del Santísimo.
Por lo cual solo existe la adoración a Jehová mediante la santidad, y si una persona señala que practica la inmundicia, es aborrecible ante la presencia del Supremo.
Así que cuando Jehová profetizó que abriría un camino para que su pueblo volviera a Jerusalén desde el exilio en Babilonia, dijo lo siguiente: «Será llamada el Camino de la Santidad. El inmundo no pasará por ella». (Isa 35:8.)
2.- El espíritu santo de Dios
El espíritu es la fuerza activa de Jehová y está sujeto a su control y siempre cumple su propósito. Es venerable, agraciado y puro, apartado por Dios para un uso de gran beneficio. Por ese motivo se dice que su espíritu es «santo» y se nombra como «el espíritu de santidad».
En este sentido, cuando el espíritu santo está sobre una persona, lo impulsa a actuar con santidad. Por lo cual todo comportamiento inmundo presupone «contristar» ese espíritu. Esto lo señala el siguiente pasaje de la biblia: «Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos» (Isa 63:10.)
En la biblia se puede visualizar que aquella persona que contriste o hiera al espíritu santo atenta contra él y constituye un pecado que de acuerdo con Jesús, no tiene perdón. Tal como se aprecia en esta cita: «Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada» (Mt 12:31)
3.- Jesucristo, el hijo de Dios
Jesucristo es la representación del Santo de Dios, y esta santidad es dada por el Padre, quien lo formó como Hijo unigénito, y mantiene su santidad como el que está más cerca al Padre Celestial.
Cuando se trasladó su vida a la matriz de la muchacha virgen María, nació como un Hijo de Dios santo y humano, y ha sido el único ser humano que ha logrado tener la perfecta santidad y sin pecado, y que cuando finalizó su vida terrenal aún era «leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores». (Heb 7:26.)
4.- La santidad cristiana
La santidad de Jesucristo era perfecta, completa y se manifestaba en sus acciones y en su palabra. Logró mantener esa santidad a pesar de tener que sufrir una muerte sacrificatoria, logró que otros alcanzaran la santidad. Así que la santidad no les pertenece por mérito propio, sino que les llega mediante Jesucristo.
5.- La conducta limpia
Los que tienen una conducta limpia y santa ante Jehová se esfuerzan, con la ayuda del espíritu de Dios, por lograr la santidad de Dios y de Cristo. Para ello se debe estudiar la Palabra de Dios y aplicarla a su vida, tener un proceder de santidad, limpieza e integridad moral.
Al respecto ser santos implica uno de los mandamientos: «De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo'». (1Pe 1:15, 16.)
Los que llegan a ser miembros del cuerpo de Cristo pasan a ser un templo santo de piedras vivas para Jehová, y constituyen «un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial». (1Pe 2:5, 9.) Por ello deben limpiarse de «toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios». (2Co 7:1.)
6.- Dios les imputa santidad
Dios consideró santos a los hombres y mujeres creyentes que existieron mucho antes de que Jesús llegara a la tierra y les mostrara el camino a la vida celestial. Tal como se visualiza en la siguiente cita: Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios.(Heb 10: 19 -21)
De igual forma una «gran muchedumbre» que no pertenece a los 144.000 que fueron «sellados» pueden recibir la santidad ante Dios. A estos se les observa con prendas de vestir limpias, lavadas con la sangre de Cristo, y todos los que habitan en el cielo y están sobre la Tierra serán santos, pues «la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios». (Ro 8:20, 21.)
7.- Jehová premia la santidad con bendiciones de lo alto
La santidad se le otorga a la persona como un mérito que le ofrece Dios y que repercute de forma inmediata a su familia, ya que si un miembro del núcleo familiar es creyente, confía en Dios y sigue sus designios, puede bendecir a su familia y beneficiarla de múltiples maneras. Por lo cual, el apóstol Pablo aconseja:
«Si algún hermano tiene esposa incrédula, y sin embargo ella está de acuerdo en morar con él, no la deje; y la mujer que tiene esposo incrédulo, y sin embargo él está de acuerdo en morar con ella, no deje a su esposo. Porque el esposo incrédulo es santificado con relación a su esposa, y la esposa incrédula es santificada con relación al hermano; de otra manera, sus hijos verdaderamente serían inmundos, pero ahora son santos». (1Co 7:12-14.)
De esta manera que dentro de un hogar, el cónyuge no creyente puede ser santificado por su cónyuge creyente, y se pueden ver bendiciones en ese hogar porque la misericordia de Dios protege a la familia de los creyentes, aun cuando éstos no sean santos o puros. De esta manera la santidad de una persona es la luz dentro de un hogar de no creyentes, y esa luz se puede expandir a tal punto que todos llegarán a los pies del Señor.